La escasez de energía para el desarrollo y el incierto panorama energético de los próximos años preocupan en Perú: el país vecino reconoció que tiene un riesgo de déficit de energía eléctrica.
El rápido crecimiento y el lento desarrollo de infraestructura serían las causas principales, a lo que se suma que todavía no se han definido planes concretos para paliar la situación.
El ministro de Energía y Minas de Perú anunció que la matriz será ampliada y diversificada con tal de evitar la escasez de oferta pronosticada para los años 2013 y 2014. Sin embargo, creemos que es esencial contar con una vía rápida de toma de decisiones para evitar problemas posteriores, sobre todo, considerando que el país andino cuenta con recursos suficientes.
En un horizonte de dos años, se espera que ingresen al sistema 1.100 MW adicionales, mientras que a octubre de 2012, la capacidad de generación teórica en el Sistema Interconectado Central de Perú fue de 7.080 MW.
Desde el gobierno afirman que la capacidad debería aumentar a 9.162 MW para 2014, cifras que exceden nuestros pronósticos de 10% de crecimiento en un escenario normal y de 14% de expansión en un escenario de máxima demanda. Las fuentes potenciales generación son hidroeléctricas (440MW) y termoeléctricas (1.632MW).
En el sector termoeléctrico, el gasoducto Camisea cuenta con capacidad limitada y no está diseñado para recibir mejoras. Aunque actualmente se están llevando a cabo diversas reparaciones, éstas no estarán completadas sino hasta el año 2015. Asimismo, en el sector hidroeléctrico, el período de mayo a noviembre es crítico para los márgenes de reserva, los cuales se cree caerán bajo un 20%. A ello se suman líneas de transmisión congestionadas y constantes riesgos de falla mecánica, que llevan a que el riesgo de corte del suministro eléctrico sea alto.
La regulación en Perú especifica que las compañías mineras son las primeras en experimentar cortes de suministro en casos de escasez o falta de electricidad. A lo largo de 2012, Perú sufrió 62 interrupciones de suministro eléctrico.
Por esta razón, las mineras están planificando aumentar su capacidad de generación eléctrica y las iniciativas más decididas han sido llevadas a cabo por Volcán y Buenaventura, a diferencia del resto de las compañías. Dado el escenario actual, consideramos que cualquier límite máximo en la oferta de energía eléctrica en Perú producirá bajas en la producción de cobre y alzas en los costos de producción. En Chile, los costos de energía corresponden aproximadamente al 20% del costo total de la producción de cobre, en contraste con el 12% experimentado en Perú (porcentaje incluso más bajo para algunas compañías). Por esta razón, se esperaría ver pérdidas de productividad en las mineras peruanas, con excepción de Volcán, lo que a su vez llevaría a un incremento de los precios.
Los grandes perdedores en este nuevo escenario serían las compañías emergentes, junto con las empresas mineras que no cuenten con generación eléctrica de respaldo.