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Alto contrasteHace algunos días que terminó la asamblea anual del Foro Económico Mundial (World Economic Forum, WEF), en Davos, Suiza. Los principales líderes empresariales, políticos internacionales y periodistas e intelectuales, se dedicaron una vez más a analizar la coyuntura internacional con la lupa de los expertos, para trazar, desde ese lugar, algunas líneas de trabajo y prioridades para este 2014. Entre los protagonistas de este año, estuvieron la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, el hombre más rico del mundo, Bill Gates, el afamado economista Nouriel Roubini, Ban Ki-moon, secretario general de las Naciones Unidas, Al Gore, conocido por su lucha medioambiental y el polémico Premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz.
Contrario a todo pronóstico, los anuncios sobre la recuperación europea fueron todavía muy austeros. Empresarios y economistas se mostraron escépticos, y advirtieron que el crecimiento sólido y el empleo no están a la vuelta de la esquina. Preocupa, por ejemplo, la situación del desempleo juvenil, en Davos se habla incluso de una generación totalmente perdida.
El economista en jefe de la consultora internacional IHS, Nariman Behravesh, afirmó que el desempleo juvenil es probablemente el mayor desafío de Europa en este momento. Es un problema económico, pero también político, porque lo último que quiere cualquier país es tener a un montón de gente joven sin trabajo; es una situación muy peligrosa, con riesgo de estallido social en países como España, Italia o Grecia, añadió el analista. Y preocupa también el tema de la desigualdad, tan presente en la agenda de países latinoamericanos como el nuestro, hoy comienza a ser una realidad molesta en varios lugares de Europa, donde algunos estudios entregados por la organización humanitaria Oxfam, consideran que en muchos países las élites prósperas influyen en política para su propio beneficio y manipulan las reglas de juego económicas para lograr sus objetivos.
Los gobiernos de todo el mundo esperan sin duda las conclusiones del Foro Económico Mundial y la forma de ejecutarlas. Sobre todo, por la amplia agenda de temas tratados en esta versión, entre los cuales se habló no sólo del futuro monetario, sino de los retos climáticos pendientes de las grandes potencias y las perspectivas de las economías emergentes, hasta hace poco motor y esperanza del crecimiento mundial, pero que ahora se enfrentan a un nuevo contexto de desaceleración y de retorno de los capitales a plazas antes golpeadas pero que están en camino de la recuperación como Estados Unidos. Retos a gran escala para una cumbre que año a año reúne a lo más granado de los líderes a nivel mundial, en busca de soluciones a largo plazo para las grandes problemáticas de nuestros tiempos. Habrá que ver cómo se realiza el traspaso, desde la teoría a la práctica.
