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Pensiones: sí más educación y ahorros

Loreto Barril

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El sistema de pensiones tuvo un lugar destacado entre los temas más abordados en Chile en 2016. Lamentablemente, ello no implica que las personas conozcan su funcionamiento y las opciones que hoy se barajan para modificarlo.

Un reciente estudio del Ministerio del Trabajo y Previsión Social arrojó cifras alarmantes: más del 70% de los encuestados desconoce cuánto aporta a su AFP, más del 90% no sabe qué comisiones le cobran por administrar sus fondos, un 58% tiene una imagen negativa de las administradoras, y el 68% percibe negativamente el sistema de pensiones.

Esto debiera generar un cuestionamiento al interior del propio ministerio, pues refleja que no están funcionando ni las unidades con que cuenta para enseñar, ni el Fondo para la Educación Previsional (FEP), creado en 2008 para “apoyar financieramente proyectos, programas, actividades y medidas de promoción, educación y difusión del sistema de pensiones”.

Los resultados de este estudio contrastan con la imagen que el sistema chileno tiene a nivel mundial: en 2016 continuó en un lugar destacado en el Ranking Global de Pensiones de Mercer y la OCDE lo calificó como uno de los más admirados del mundo.

La diferencia entre la mirada interna y cómo nos perciben desde fuera, devela un tema base: la falta de educación previsional entre quienes hoy trabajan y especialmente entre aquellos próximos a pensionarse, que ven con pesar que sus jubilaciones no les permitirán mantener el nivel de vida que han tenido.

¿Cómo revertir este proceso? Una reforma al sistema es una solución a mediano plazo, que no asegurará mejores pensiones a ese porcentaje de la población que hoy se manifiesta contra las AFP. Una verdadera solución debe fomentar el ahorro permanente desde que los jóvenes ingresan al mundo laboral. Son ellos quienes están a tiempo de cambiar su futuro y asegurar pensiones mejores que las que hoy generan tanto descontento.

Si bien el ahorro es una responsabilidad individual, en esta tarea las empresas tienen un rol muy relevante, promoviendo la educación y planes de ahorro como parte de sus beneficios, diferenciados entre los distintos grupos etarios y necesidades de sus trabajadores.

En definitiva, los elementos clave para lograr este cambio a largo plazo son, sin lugar a dudas, educación y ahorro. Con información clara, conocimiento sobre el sistema, muchos jóvenes que están hoy ingresando al mercado laboral podrán planificar su futuro e internalizar el ahorro como la herramienta más eficaz para tener una vejez como la que hoy día quisieran tener sus padres o abuelos, pudiendo elegir la mejor opción dentro del abanico de posibilidades que se les presentan.

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