Paradojas de la tasa de desempleo
Juan Bravo Investigador Clapes UC
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Juan Bravo
A abril-junio 2020 el número de empleos cayó en 1.780.220 respecto al mismo período del año previo, mientras que los desocupados aumentaron en sólo 299.056 en ese lapso.
La razón es que la mayoría de quienes han perdido su empleo no se contabiliza como desocupados, sino como inactivos. Para que una persona sin empleo se clasifique como desocupado debe cumplir dos requisitos: haber buscado empleo activamente en las últimas cuatro semanas y estar disponible para trabajar de inmediato. Basta con que no cumpla uno de los dos requisitos para ser clasificada como inactiva. Y una de las consecuencias de la pandemia es que muchas personas, a pesar de no tener empleo, no lo buscan, porque dadas las circunstancias saben que no lo encontrarán, no pueden salir por estar en cuarentena, etc. Así, los inactivos están aumentando a tasas explosivas.
Esto genera fenómenos paradojales. Pese a que la caída anual del empleo femenino fue de 23,5%, mayor que la disminución de 17,3% de los hombres, se produce un hecho inusual: la tasa de desempleo de los hombres superó a la femenina en abril-junio 2020 (12,6% y 11,7% respectivamente). Esto no ocurría en Chile desde agosto-octubre 2002. La razón es que son ellas quienes se están relegando en mayor grado de participar en el mercado laboral en esta crisis, lo que se asocia en parte a la distribución de roles culturales por género, destacando que son las mujeres quienes fundamentalmente se abocan al cuidado de personas dependientes y quehaceres del hogar. En cambio, el hombre suele tener en mayor grado un rol de proveedor del grupo familiar, lo que explica que proporcionalmente se aboque más a la búsqueda de empleo. Así, el paso desde destrucción de empleo a desempleo es más alto entre hombres que entre mujeres: en el caso de los hombres el aumento anual de desempleo equivale a 26,3% de la destrucción de empleo, mientras que en el caso de las mujeres esa cifra es de apenas 7,4%.
Algo similar ocurre con el empleo inmigrante. El último informe laboral de Clapes UC da cuenta que, en términos relativos, el empleo de chilenos ha sido mucho más dañado, con una caída anual de los ocupados de 20,9%, muy superior a la disminución de 11,1% de inmigrantes. Pese a ello, la tasa de desempleo inmigrante ha subido más en términos anuales, ubicándose en 14,8%, superior al 11,9% de los chilenos. La razón nuevamente se encuentra en las diferencias observadas entre quienes han perdido el empleo. Mientras entre los chilenos el grueso de quienes pierden su empleo pasa a inactivo, entre los inmigrantes el grueso pasa a desocupado. En el segmento de inmigrantes se han destruido 91.919 puestos de trabajo el último año, mientras que los desocupados han aumentado en 54.696. Así, pese a la cuarentena, el aumento de desocupados equivale a 59,5% de la destrucción de empleo. En cambio, entre los chilenos el aumento de desocupados equivale solo al 14,5% de la destrucción de empleo.
Paradojalmente, en la fase de recuperación es esperable que la tasa de desempleo sea mayor que en la pandemia misma, pues ya levantado el confinamiento, muchos que hoy figuran como inactivos buscarán empleo y estarán disponibles para trabajar de inmediato, con lo que serán clasificados como desocupados. La gran conclusión es que la tasa de desempleo puede inducirnos a un diagnóstico errado de la situación del mercado laboral, por lo que resulta esencial el monitoreo de la destrucción o creación de empleo para evitarlo.