No te canses
PADRE HUGO TAGLE @HugoTagle
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Padre Hugo Tagle
La invasión rusa a Ucrania tiene al mundo en vilos. Sabemos cómo comienza una guerra, pero no como termina. Esperemos que se entre en razón y se alcance la paz. “La justicia se defiende con la razón y no con las armas. No se pierde nada con la paz y puede perderse todo con la guerra” nos dice san Juan XXIII.
El mundo cristiano comienza el tiempo cuaresmal, camino a semana santa. El Papa Francisco invitó a hacer el miércoles de ceniza un día de oración especial por la paz en esa zona del mundo. Hoy, ya no hay guerras o conflictos distantes. En un mundo cada vez más pequeño, lo que sucede en una parte del globo, repercute en el otro.
Francisco, citando a san Pablo, nos llama en su carta para esta cuaresma a “no cansarnos de hacer el bien”, como una actitud de vida permanente, que se cultiva y ejercita en el ajetreo cotidiano. En efecto, solo tenemos esta vida –corta por lo demás- para hacer el bien. No hay día en que no se pueda tender una mano a alguien más necesitado que uno. “La Cuaresma es un tiempo propicio para buscar -y no evitar- a quien está necesitado; para llamar -y no ignorar- a quien desea ser escuchado y recibir una buena palabra; para visitar -y no abandonar- a quien sufre la soledad. Pongamos en práctica el llamado a hacer el bien a todos, tomándonos tiempo para amar a los más pequeños e indefensos, a los abandonados y despreciados, a quienes son discriminados y marginados”, nos dice el Papa.
La Cuaresma nos recuerda cada año que “el bien, como también el amor, la justicia y la solidaridad, no se alcanzan de una vez para siempre; han de ser conquistados cada día”. Es un ejercicio constante, cotidiano, exigente y no pocas veces arduo, por crecer en la capacidad de amar, ser justos y generosos. Destruir es fácil; construir es lo difícil. Pero rinde frutos abundantes, ya en esta vida.
Muchos pareciera que viven una especie de “desesperanza aprendida”; estado en el que pensamos que no podemos hacer nada ante situaciones adversas, cuando en la mayoría de ellas sí podríamos sobreponernos. Pero la fatalidad y tragedia no tienen la última palabra. Hay muchísimo más de bien que de mal en el mundo. Hace más ruido un árbol que se cae que un bosque que crece.
En este tiempo complejo, haremos bien en sumar elementos positivos, ser parte de una “espiral virtuosa”; sumarnos a buenas y constructivas iniciativas. Por de pronto, junto con informarse de la realidad tal cual es –no la evadimos u ocultamos-, contribuya a las “buenas obras” que abundan y no hacen ruido. Se sorprenderá de su enorme cantidad.