¡Feliz Navidad, presidente!

Padre Hugo Tagle

Lo que pueda escribir vale para el nuevo presidente de Chile y sus equipos, cualquiera haya sido elegido.

Primero, le deseo éxito en su gobierno. Si a Chile le va bien, a usted también. Porque de eso se trata: de administrar muy bien la confianza depositada en usted y su equipo, de ser responsable, actuar con seriedad y realismo; con mucho trabajo, profesionalismo y energía. Gobernar es servir y no "servirse". Tendrá que dar cuenta periódica de su buena o mala administración. Se recordó en el último debate al "periodismo que incomoda". Hoy, el escrutinio público, la exigencia de transparencia, veracidad y credibilidad, es mayor. Se debe ser muy estricto en el uso de las platas públicas, fruto de los impuestos de todos los chilenos, y severos con la corrupción, abusos y delincuencia.

El foco deberá ponerlo – como siempre, por lo demás - en los más pobres y vulnerables, niños, ancianos y enfermos. Al final, una buena administración pública se mide en cómo tratamos y nos preocupamos de los que están más abajo en la escala social. Junto a ello, mejorar la educación preescolar y básica, donde comienza todo y hay aún trabajo por hacer.

Aliente las condiciones para crear más trabajo. Ello es dignificar. No se trata de que sea empleador: se trata de potenciar que otros lo creen. Hacer de Chile un país de oportunidades. Más del 80% de las fuentes laborales la dan las PYMES. Un buen termómetro. Si ellos están felices, trabajando, creando riqueza, genial. Si no es así, si abunda un malestar permanente, una lucha solo por la sobrevivencia, es que se están haciendo mal las cosas.

Urge una solución al tema de La Araucanía. "La paz no sucede pretendiendo que no existe un conflicto", leí por ahí. En efecto la paz sucede trabajando en el conflicto y encontrando su solución. Exigirá mejorar el diálogo, atender a esa mayoría del pueblo mapuche que quiere paz, y vive amedrentado y amenazado por una minoría. Una mayor inclusión, invertir más recursos, crear empleos y potenciar la zona, son medidas urgentes. Una participación civilizada, integrada, es camino de dignificación de los más pobres y vulnerables tanto entre ellos como en todo Chile.

El mundo celebra la Navidad, el nacimiento de Jesús en Belén. No hay Navidad sin Él. Anuncio e invitación gozosa a todos los hombres y mujeres de buena voluntad. Y fiesta en esta tierra chilena, cristiana y mariana; con vocación de diálogo, justicia y solidaridad. Que sean días de alegría, reflexión y oración; de encuentro familiar y paz. Con ello se comienza bien cualquier nueva tarea.