Emprendedores
Padre Hugo Tagle, @HugoTagle
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Padre Hugo Tagle
No soy muy amigo de los anglicismos, ya que el castellano no requiere de extranjerismos para darse a entender, pero ya se ha impuesto el término startup para referirse a las empresas emergentes, al menos de reciente creación, sobre una base tecnológica, innovadoras y supuestamente con gran capacidad de crecimiento.
En buena hora. Las grandes empresas tuvieron modestos inicios. Una intuición, mucho esfuerzo, trabajo duro, dedicación y gran visión. Se repiten ya muy seguido en foros palabras como esfuerzo, dedicación, trabajo. Un buen porcentaje de los chilenos cree que parte importante de su propio éxito personal será gracias a estas virtudes. Interesante.
Se le atribuye a Thomas Alva Edison, inventor e innovador, la frase: "El genio es 1% inspiración y 99% transpiración". Para obtener resultados hay que sudar. Y mucho, la verdad. Por mucho que se crezca en un Estado de bienestar –una justa aspiración ante un Estado algo ausente en la vida de los chilenos–, siempre será importante el esfuerzo personal.
El nuevo nombre de la caridad es dar empleo. Siempre habrá que tender una mano a quienes se quedan al borde del camino por enfermedad o malas decisiones. Pienso en la caridad a enfermos o minusválidos, que requerirán apoyo. Así y todo, muchos de ellos dan grandes ejemplos de empuje y esfuerzo. Nacimos para crear, desarrollarnos en comunidad y aprovechar nuestras potencialidades. Las posibilidades en Chile para "salir adelante" son mejores que en otras partes. Aún hay barreras y burocracias innecesarias. Será trabajo de próximas administraciones mejorar incentivos y facilitar aún más el emprendimiento.
De quien ha estudiado cinco o más años se espera que "innove", no que repita lo mismo de generaciones anteriores. El mundo se reinventa a pasos acelerados y exige mucha flexibilidad y capacidad de cambios.
El "estallido de startups" es un buen signo de originalidad, creación de buenos negocios y, con ello, más empleo. Al final del día, la creación de trabajo es claro camino de "dignificación".
Y un segundo paso será desarrollar modelos de real participación en la propiedad de las empresas. Entre más involucrados estén los que trabajan en ellas, tanto mejor para todos, empleadores y empleados. Algo de eso se ve en estas "startups" en las que todos tienen en principio acceso a ser dueños, si están dispuestos a invertir en ello. Quien se siente parte y considera suyo un emprendimiento; es involucrado en él de mejor forma, dará más de sí. Un camino para terminar con tensiones laborales ficticias que sólo entrampan y dificultan las relaciones laborales.