Conversión verde

Padre Hugo Tagle

Del 1 al 12 de noviembre se celebrará en Glasgow, Escocia, la cumbre climática COP26, para acordar nuevas medidas en el combate a la crisis climática.

El drama dantesco en que se encuentra el planeta resultante evidente. Sólo un dato: el pasado mes de julio fue el más caluroso desde que se tiene registro, tanto en el verano del hemisferio norte, como en el invierno del sur. La escasez de lluvias constituye un duro golpe a la agricultura y una alerta angustiante: Su falta exige medidas tan urgentes, como creativas y radicales.

El Papa Francisco invitó en su encíclica Laudato Sí en tono profético a una "conversión ecológica". No sirven medidas superficiales. Debemos "repensar el mundo en el que vivimos".

"Hay una necesidad urgente de intensificar nuestras acciones para hacer frente a la amenaza del cambio climático, especialmente para las generaciones más jóvenes y para los países y comunidades más pobres", ha señalado.

Francisco ha vuelto a hablar de "numerosos fallos en el cuidado de la casa común" durante los ya dos años de pandemia, denunciando que "olvidamos la importancia de la cooperación humana y de la solidaridad global", así como la "relación de reciprocidad responsable entre nosotros y la naturaleza ".

El Papa recordó el viejo adagio latino: "Hay que comer para vivir, no vivir para comer", exhortando a una vida más austera. En efecto, hay que consumir para vivir, no vivir para consumir. "Sobre todo, nunca se debe consumir de forma desenfrenada, como ocurre hoy en día". "Vivir simplemente, para que otros simplemente puedan vivir".

Lamentablemente, quizá producto del exceso de información se ha incubado en la ciudadanía lo que los entendidos llaman "fatiga o adormecimiento psíquico" ante la tragedia del cambio climático. Como en otras catástrofes, la avalancha de información y cifras provoca en el ciudadano de a pie una suerte de "parálisis", que lo abruma e inhibe de actuar. Un desafío para este nuevo encuentro será convencer a los ciudadanos que sus acciones sí tienen efectos positivos -o negativos- en el cuidado de la casa común.

La Madre Teresa de Calcuta nos da un buen consejo para actuar ante tragedias que, por su envergadura, sobrepasan nuestra capacidad de asimilación. "Si miro a la masa, nunca actuaré", nos dice. "Pero si miro a la persona, sí". En efecto, acciones como cuidado del agua, arborización, ahorro de energía, en barrios, municipios, país, tienen un efecto tangible en el combate contra el cambio climático y cuidado del medio ambiente.

No subestimemos los pequeños gestos. Todos sumados, salvan el planeta.