Más desarrollo, no más instituciones
Hugo Lavados Montes Rector Universidad San Sebastián
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Hugo Lavados Montes
El interés del Gobierno por la creación de un Banco Nacional de Desarrollo que contribuya a impulsar la innovación, especialmente en áreas que transformen la estructura productiva del país, no es algo novedoso. Está presente en países como México, Brasil y Venezuela, entre otros. Fueron creados con el mismo propósito señalado para esta eventual nueva institución en Chile y, frente a tan grande propósito, se entrelazan varias evidencias e interrogantes.
Primero, la existencia de garantías que faciliten el fondeo de actividades productivas es muy conocida y tiene larga data en Chile. Los programas FOGAIN (de CORFO) y FOGAPE (Banco Estado), orientados a facilitar el acceso a financiamiento de pequeñas empresas, mediante el aval del Estado, son muy utilizados.
“No es necesario crear un Banco del Desarrollo para apoyar las innovaciones que se refieren a proyectos vinculados a los grandes problemas que nos aquejan. Entre otras cosas, porque en su aparato burocrático se gastarían recursos que no benefician directamente a esas iniciativas”.
Segundo, iniciativas con foco en minería, energía, obras públicas y recursos hídricos (prioritarias para el país), significan miles de millones de dólares. En general, son financiadas por empresas internacionales de gran tamaño o consorcios de elevada notoriedad mundial.
Tercero, un banco de desarrollo que haga préstamos directos a proyectos que tengan verdadero impacto debería tener un capital con muchos ceros. Si la disminución del riesgo se plantea como un porcentaje bajo del préstamo, estaríamos frente a un cambio irrelevante.
Cuarto, muchos análisis de los bancos de desarrollo existentes muestran que con ellos se eleva la probabilidad de uso ineficiente de recursos. También se ha observado una cierta captura del financiamiento por grupos de empresas de determinados sectores, junto con diferencias en la evaluación, algo clave en la asignación de recursos. A esto se suma la dificultad para mantener un gobierno corporativo de alto nivel técnico, independiente del gobierno de turno.
¿Es necesario crear una nueva institución? Considero que no. Hay otro perfil de emprendimiento productivo, que ha tenido poca cabida en los recursos para capital de riesgo, que valdría la pena considerar. Me refiero a aplicaciones productivas de conocimiento científico y tecnológico desarrollado en centros de investigación, universidades o al interior de empresas.
Si esas innovaciones se refieren a desarrollos productivos vinculados a los grandes problemas que nos aquejan -como la crisis medioambiental, disponibilidad de agua, almacenamiento de energía generada en fuentes renovables, desafíos en la construcción o envejecimiento de la población-, sin duda producirían un impacto muy positivo en la productividad y el desarrollo del país. Eso generaría incentivo para investigaciones aplicadas a resolver nuestros grandes obstáculos para el desarrollo.
Es posible lograrlo sin crear una nueva institución, en cuyo aparato burocrático se gastarían recursos que no benefician directamente a esas iniciativas. Sería mejor hablar de un Fondo de Garantía para Proyectos de Desarrollo (FGPD). Crear una nueva institución no es un proceso rápido ni barato y los desafíos que enfrentamos son urgentes, por lo que necesitan una respuesta oportuna. El que un banco de desarrollo esté en el programa del actual Gobierno no es un buen argumento, porque las condiciones han cambiado.