¿Y usted qué mentalidad prefiere?

María José Bosch

Vivimos cambios que están siendo constantes y desafiantes, pero ¿cómo los estamos enfrentando?

La académica de la Universidad de Stanford, Carol Dweck, propone que como personas e incluso como país podemos fomentar dos tipos de mentalidades, una es “de crecimiento” y la otra es “mentalidad fija”. En un estudio que realizó junto a otros académicos, evaluó a más de 19.000 alumnos a los que se les pedía resolver un problema matemático. La mayoría elegía resolver los más fáciles, a pesar de que sabía que no aprenderían nada nuevo de ellos.

Muchas veces enfrentamos los desafíos como los alumnos de ese estudio, haciendo lo mismo de siempre y sin tratar de aprender en el proceso. En cambio, cuando nos enfocamos en el aprendizaje y en el desarrollo de habilidades, no sólo enfrentamos mejor los retos, sino que también descubrimos nuevas formas de resolverlos. Además, de esta manera eliminamos el mito de que las cualidades humanas son algo fijo e inamovible.

La prueba de la blancura viene cuando distinguimos qué mentalidad tenemos y promovemos: las de mentalidad fija son las que creen que las cualidades personales son inamovibles. Estas personas contantemente están tratando de autoafirmarse y demostrar su inteligencia, por ejemplo, diciendo “yo soy inteligente, mientras que ellos son soldados, se creen que saben”, u otro adjetivo despectivo.

En cambio, están las personas de mentalidad de crecimiento, que consideran que sus cualidades básicas son algo que pueden cultivar, desarrollar mediante el esfuerzo y enfrentar a nuevos desafíos y escenarios. Ellas son las que plantean que todo el mundo puede crecer por medio de la dedicación y la práctica.

Es importante aclarar que esto no significa que todos van a poder ser genios, pero sí propone que el potencial de las personas no está dado por lo que han hecho antes, sino por su capacidad de enfrentar nuevos desafíos, sus ganas de aprender y poder relacionarse con personas distintas a ellos. El foco está puesto en la motivación y la pasión por aprender.

Hoy enfrentamos una pandemia y se necesita proponer soluciones en ámbitos tan amplios como salud, educación, pensión, entre otros, e incluso también escribir una nueva Constitución, sólo por nombrar algunos. Podemos pararnos ante este desafío con mentalidad fija, agrupando a los inteligentes versus los que no lo son, pensando que esa inteligencia ya entrega la solución a nuestros problemas; o podemos enfrentarlo con mentalidad de crecimiento, sabiendo que cada uno de estos retos requiere muchísimo aprendizaje, debate, dedicación y energía. Para esto, tenemos que promover y estimular en el corto plazo a las personas que serán electas y que están tomando decisiones.

Pensar también en el largo plazo y el espacio que les estamos dando a los niños y la educación formal que están recibiendo. No tenemos que olvidar que son ellos los que resolverán los desafíos futuros, que seguirán llegando.