Foro de Biarritz, sector privado e integración
Ha concluido en Biarritz el 11° Foro Mundial que reúne a líderes políticos, económicos y sociales de América Latina y Europa. El tema central de discusión fue el de la integración entre ambos continentes. Un tema largamente discutido y analizado, pero que sigue sin resolver y con bajas expectativas de solución.
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Marcelo Forni
Las causas del estado actual de esta relación son conocidas. Una obvia, pero fundamental: antes de pensar en integrarnos con Europa es indispensable tener consensos básicos para conformar un bloque común dentro de nuestra región. Ni el Pacto Andino, ni la Comunidad Andina de Naciones, ni Mercosur, ni menos Unasur han sido instrumentos efectivos para ello. Aquellos organismos que fueron pensados con estos fines nunca cumplieron su objetivo y los otros, porque han sido desnaturalizados convirtiéndose en plataformas políticas para los caudillos nacionalistas del momento.
Es verdad que algunos temores de Estados Unidos, Europa y Asia respecto de nuestro continente se han disipado, al menos en relación a ciertos países. Pero la verdad es que basta un par de declaraciones o acontecimientos conflictivos, como el último episodio vivido en Ecuador, para que se vuelvan a agitar las aguas y se genere un manto de duda respecto de nuestra estabilidad política, económica y jurídica. No se puede desconocer que muchos de nuestros países después de años de políticas equivocadas han entendido la necesidad de la estabilidad macroeconómica y cada vez son menos y más cuestionados los que apuestan por propuestas temerarias que afecten los pilares del modelo. Pero todavía existen y generan mucho ruido.
Tampoco es posible ocultar ciertos resabios de nacionalismo imperantes en nuestra región, que tensan innecesariamente las relaciones entre nuestros países, muchas veces con el solo propósito de recuperar algunos puntos de popularidad pérdida.
Europa, guardando las proporciones, también lo ha pasado mal el último tiempo producto de su irresponsabilidad fiscal y América Latina ha sentido los efectos. Disminución de los flujos de inversión, del comercio de productos básicos y el recorte de fondos comunitarios de cooperación, entre otros. Después de presenciar las intervenciones de destacados políticos y economistas, la posibilidad de una integración de bloques se ve lejana. Los logros obtenidos en materia comercial están a la vista, pero responden en gran parte al liderazgo, tenacidad y esfuerzo de nuestro sector privado.
El bloque europeo es uno de los tres principales socios comerciales de Latinoamérica, la Unión Europea el primer socio de Mercosur y el segundo de la Comunidad Andina de Naciones y de la Comunidad del Caribe. La conclusión suele ser la misma: una vez más el sector privado ha sido el motor del crecimiento y desarrollo de nuestra relación comercial con Europa, pese a la tensión oficial que generan nuestros propios gobiernos. A la falta de interés que Europa tiene de América Latina como bloque, se suma, por razones culturales y prácticas, la preeminencia de la bilateralidad por sobre la regionalidad. Para los países de nuestra región que han hecho bien las cosas y conquistado un mercado difícil, es inútil sumarse a un esfuerzo regional cuyos resultados son inciertos y que además puede terminar contagiando sus relaciones comerciales con el virus de la incertidumbre.
Mientras estos temas no sean resueltos, el dinamismo del sector privado tendrá que seguir siendo el motor de la integración comercial de los continentes, como punta de lanza de una intercambio más amplio y global.