Los reguladores tecnológicos necesitan moverse rápido

JOHN THORNHILL

El Future Tech Forum, organizado por el gobierno del Reino Unido, confirmó la determinación de los reguladores mundiales de pasar a la acción. La cuestión ya no es si se enfrentarán a las grandes compañías tecnológicas, o "Big Tech", sino cómo. Y el riesgo es que al librar demasiadas batallas pierdan la iniciativa estratégica.

El objetivo del foro a puerta cerrada, en el cual participaron Margrethe Vestager, comisaria de Competencia de la Unión Europea; Lina Khan, presidenta de la Comisión Federal de Comercio de EEUU; y Andrea Coscelli, directora ejecutiva de la Autoridad de Competencia y Mercados del Reino Unido, era intercambiar ideas y coordinar acciones.

En primer lugar, casi todos los oradores reconocieron que la tecnología es vital para afrontar los mayores retos del mundo, como las pandemias y el cambio climático. Además, reconocieron que hay que abordar los problemas de la exclusión digital y la pobreza de datos. La mitad de la población mundial sigue sin estar conectada al Internet, lo cual la priva de oportunidades económicas. Incluso en los países ricos persisten las enormes brechas digitales. Como regla general, necesitamos más tecnología, no menos. Pero eso sólo aumenta la importancia de encontrar mejores formas de maximizar sus beneficios y de minimizar sus daños.

En segundo lugar, los reguladores se sienten cada vez más obligados a responder ante la creciente desconfianza pública hacia la tecnología. Eso significa contrarrestar la concentración de poder económico, la difusión de información incorrecta, la erosión de la privacidad, y los riesgos del sesgo algorítmico. La insistencia pública de Vestager en que es mejor lograr el 80% ahora que el "100% nunca" recibió mucho apoyo..

En tercer lugar, los retos conceptuales y prácticos a los que se enfrentan los reguladores son abrumadores. ¿Cómo pueden lidiar con gigantescas corporaciones multinacionales en constante cambio? Amazon, por ejemplo, es un minorista en línea y fuera de línea que opera el mercado digital más grande del mundo. Pero también es una enorme compañía de computación en la nube; un proveedor de asistentes virtuales; una plataforma de streaming en vivo por Internet; una casa editorial; un estudio cinematográfico; y una empresa con enormes ambiciones en el campo de la asistencia sanitaria. Esto requiere coordinación entre las agencias reguladoras nacionales y transfronterizas.

En cuarto lugar, los reguladores no pueden simplemente responder a los acontecimientos; también deben anticiparlos. Hasta hace poco, gran parte de la regulación se basaba en la evidencia, analizando lo que ya había sucedido. Cada vez más tendrá que basarse en la previsión, anticipando lo que está por venir. Esto se aplica, en particular, a áreas de rápida evolución como la inteligencia artificial y el Internet de las cosas. La regulación debe moldear la innovación.

Mucho de esto es bueno y sensato. Incluso las compañías tecnológicas están de acuerdo con un sinnúmero de los principios, sin importar cuán ferozmente defiendan sus intereses particulares.

Pero al igual que las compañías tecnológicas han disrumpido la mayoría de los sectores industriales, ahora están disrumpiendo muchas de las funciones tradicionales del gobierno.