Las PYME son el motor
Sergio Lehmann Economista jefe Banco Bci
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Sergio Lehmann
Un crecimiento balanceado, inclusivo y robusto, requiere de una base amplia de micro, pequeñas y medianas empresas, tal como lo muestra la experiencia de las economías desarrolladas. En Chile, solo cerca del 15% del PIB está vinculado a estas empresas, mientras que en países como EEUU, Alemania o Australia, esta cifra llega a valores en torno al 30%. También para economías desarrolladas más pequeñas, como Nueva Zelanda o Islandia, la cifra de su peso gira en torno a ese valor.
Las PYME formalizadas, en tanto, representan cerca del 50% del empleo del país, mientras que, si sumamos segmentos informales de autoempleo, alcanzamos cifras en torno al 70%. Vemos por ende allí las mayores potencialidades para crecer y desarrollarnos. ¿Cómo abordar, entonces, el tremendo desafío de avanzar por este camino?
“Es fundamental el diseño de políticas públicas que permitan el crecimiento de las PYME. Las reformas que hoy están sobre la mesa en materia tributaria y de pensiones deben contemplar no frustrar la capacidad de crecimiento de esas empresas aumentando sus costos”.
Existen distintas iniciativas para potenciar el desarrollo de las PYME, no sólo por el aporte económico que implican, sino porque además constituyen una muy importante fuente de innovación, al tiempo que son esenciales para el avance del país en materia de integración, movilidad social y bienestar. En esa línea, me parece especialmente destacado el rol de Valor Pyme, un programa colaborativo impulsado por Bci, Microsoft, la Universidad Católica y la Multigremial Nacional de Emprendedores. A través de esta iniciativa se ha construido un marco para conectar empresas, crear redes y oportunidades, de forma de elevar la competitividad, productividad y desarrollo de las PYME.
Se destaca, además, el recientemente desarrollado EtM Day, Emprende tu Mente, que reunió a un gran número de emprendedores nacionales e internacionales, a fin de intercambiar experiencias e identificar caminos para fortalecer el desarrollo de este segmento de empresas y crear condiciones para que se multipliquen las buenas iniciativas.
Pero estos esfuerzos no son suficientes para llevar a las PYME a jugar un rol más potente hacia los próximos años. Es fundamental el diseño de políticas públicas que permitan su crecimiento. Desde el punto de vista de la macroeconomía, las reformas que hoy están sobre la mesa en materia tributaria y de pensiones deben contemplar no frustrar la capacidad de crecimiento de las PYME, aumentando sus costos.
Del lado de los impuestos, se deben sostener incentivos para nuevas inversiones, entendiendo que las PYME enfrentan naturalmente escenarios más complejos y exigentes. En cuanto a las pensiones, es importante que la reforma no conlleve costos que hagan inviable su negocio, producto de mayores gastos laborales o incentivos para la informalidad. El diseño previsional propuesto por el Gobierno, más allá de los impactos que tendría sobre el crecimiento, reconoce costos en materia laboral que podrían dejar fuera a un importante grupo de PYME.
Del lado microeconómico, la modernización del Estado que lleve a simplificar los procesos para emprender y gestionar nuevas iniciativas, desarrollar proyectos y resguardar derechos, es crucial. Recientemente se ha anunciado un nuevo programa Fogape orientado a las PYME, para que enfrenten de mejor forma la actual coyuntura, caracterizada por una inflación aún alta, un fuerte ajuste de la economía y costos de financiamiento que se han elevado.
Pero es importante entender que, con foco en el largo plazo, se requiere de cuestiones estructurales que fomenten la creación, el desarrollo y la incorporación de tecnologías de parte de las PYME. Esa es la forma de posicionarse con miras a un futuro más desafiante, cambiante y exigente.