Seriedad y coherencia importan
La situación mundial presenta un escenario con rasgos inestables...
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Juan Emilio Cheyre
La situación mundial presenta un escenario con rasgos inestables y plagado de incertidumbres. La vieja Europa, pese a los esfuerzos realizados, mantiene su entrampamiento en una crisis que lejos de resolverse ha incorporado a países como España, del cual el propio rey Juan Carlos decía, recientemente en Chile, que tal vez se encuentra “en el momento más difícil de la crisis”.
China, motor de tantas economías y salvavidas de muchas de ellas, sin graves problemas propios ha disminuido el ritmo de su crecimiento. Ello constituye una señal preocupante para países como el nuestro, cuyo destino exportador se encuentra tan vinculado al chino y al asiático.
La crisis planteada como un fenómeno fundamentalmente económico tiene, a mi juicio, un alto componente político. Esta situación está directamente vinculada a la incapacidad que demostraron algunos gobiernos para actuar a tiempo y adoptar medidas conducentes a evitar los desequilibrios que se han producido. Hacerlo exigía a quienes ejercían el poder resistir la tentación de caminos populares y fáciles. Esa opción en general da satisfacción a las demandas a corto plazo pero no considera las consecuencias que se pueden producir a futuro.
Creo que más que nunca para Chile constituye un imperativo a todo nivel comprometerse con un actuar serio y coherente que será la mejor fórmula para precavernos del contagio que puede llegarnos desde otras latitudes.
El país ha tenido un comportamiento en esta línea en diversos ámbitos. Entre ellos destaca nuestra política exterior. Ella ha sido enfrentada a una puesta en escena agresiva y fuera de lugar del presidente Morales y su canciller, la que fue sorteada con éxito por el ministro Moreno y su equipo. Se logró que la mayoría de los cancilleres y jefes de delegación de las naciones representadas en Cochabamba, establecieran que el tema marítimo es un asunto bilateral que debe ser resuelto mediante el diálogo entre las partes. La declaración de la OEA es el producto de la coherencia que ha mantenido nuestro país en su actuar internacional basado en principios, donde el respeto a los tratados constituye pieza angular del sistema internacional.
Por el contrario, la estrategia boliviana ha privilegiado una conducta alejada del derecho internacional, carente de fundamentos, basada en argumentos poco veraces. Las autoridades bolivianas maximizaron la demanda. Han pretendido transformar una aspiración en una exigencia que como tal se constituye en inviable. Los resultados de su actuar incoherente están a la vista.
Si bien este ejemplo proviene del ámbito de las relaciones internacionales también nuestro comportamiento ha sido consistente en otras realidades. Allí está por ejemplo, el resultado de una política económica capaz de realizar ahorros importantes generando recursos que permitieron al gobierno de la Presidenta Bachelet articular una red de protección social importante. A su vez, el gobierno del presidente Piñera la ha profundizado incorporando otros aportes que de mantenerse permitirán dar el salto que Chile requiere en educación, junto a la oportunidad de descomprimir la mochila con que los sectores de ingresos medios y bajos estaban cargados al tener que asumir todo el peso del costo de la formación de sus hijos.
Asimismo, el ahorro y la disponibilidad de recursos es lo que también hará posible abordar importantes obras de infraestructura como el Puente Chacao y la plena conexión y vertebración del territorio continental de Chile terminando tramos pendientes de la Carretera Austral.
Este año el país deberá resolver una agenda relevante que todos conocemos. Me parece oportuno apelar a la seriedad y coherencia. Lograr las metas de Chile pasa por encontrar puntos de encuentro entre gobierno y oposición. Sólo así se cautelará todo lo que se ha construido asumiendo al mismo tiempo los profundos cambios que deben hacerse precaviéndose de adoptar medidas cuyos costos podamos lamentar a futuro.