José Manuel Silva

Latinoamérica, el fin de un ciclo

Por: José Manuel Silva | Publicado: Miércoles 19 de noviembre de 2014 a las 05:00 hrs.
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Con la excepción de México, Latinoamérica ha gozado en los últimos 10 años de condiciones internacionales pocas veces vistas. El poder adquisitivo de sus exportaciones aumentó considerablemente gracias al auge en la tasa de inversión China. El cobre, el hierro, el zinc o el petróleo incrementaron sustancialmente sus precios en términos reales. Una oleada de inversiones en las industrias extractivas frente a las expectativas de una demanda china siempre creciente se gatillaron. Nuestro continente recibió así miles de millones de dólares en inversión extranjera.

Paralelamente, el mundo ha gozado de una sobreabundancia de ahorro, incrementada luego de la crisis financiera del 2008, lo que ha mantenido las tasas de interés en niveles históricamente bajos. Negativos en términos reales en los últimos años. Las empresas y gobiernos latinoamericanos se han endeudado cada vez más barato y a plazos más largos.

El aumento del poder adquisitivo chino y de otros países como Rusia, también contribuyeron a incrementar los precios de las materias primas agrícolas, beneficiando a naciones como Brasil o Argentina, grandes productores de granos, soya y carne.

Algunos países de la región tenían todas las velas desplegadas para aprovechar esta bonanza: Perú, Chile y Colombia son los más relevantes. Otros sólo se beneficiaron de la mejoría en términos de intercambio, pero en gran parte la han dilapidado, Venezuela y Argentina saltan a la vista. Brasil ha sido un caso intermedio. Tenía algunas velas desplegadas, las reformas del Presidente Cardoso y su gran mercado interno lo favorecieron, pero 10 años de administración del PT (Lula y Dilma), han ido rompiendo las velas y la economía brasileña se encuentra hoy caminando hacia una nueva crisis. Basta sólo con decir que Petrobras lleva varios años sin aumentos de producción y su deuda externa se cuadruplicó en 5 años alcanzando los US$ 115 mil millones (Exxon tiene una deuda de US$ 21.000 millones...)

Lamentablemente, el llamado super ciclo de las materias primas está llegando a su fin, o por lo menos tendrá un paréntesis. Esto lo anticipamos en estas columnas cuando señalamos que China se ha embarcado en un largo proceso de ajuste que llevará a disminuir la intensidad en el uso de materias primas. La inversión se ha frenado y la demanda por hierro, cobre y acero crece a su menor ritmo en años.

Paralelamente, la oferta de metales reaccionó a los buenos precios y nuevas minas se han abierto en todo el mundo. La revolución del "shale gas" y del "shale oil" han terminado por taclear los elevados precios del petróleo, mala noticia para Venezuela y Colombia. En las últimas semanas se han derrumbado el precio del hierro y del petróleo, y ha caído el oro y el cobre. En los próximos meses el banco central de Estados Unidos iniciará lentamente el proceso de normalización monetaria, terminando así el ciclo de tasas de corto plazo negativas.

En fin, se terminan los diez años de vacas gordas. Los inversionistas extranjeros llegarán en menor cantidad. Volverán a ser relevantes los fundamentos de los países: los que manejen conservadoramente su macroeconomía y los que no distorsionen su microeconomía con regulaciones de todo tipo e impuestos asfixiantes. Brasil es el peor de los mundos: recauda como país desarrollado (37% del PGB) y su estado no entrega servicios de calidad. Sólo México parece salvarse del ajuste que viene. No gozó de un boom de materias primas (no tuvo fiesta), su principal mercado se está recuperando (EEUU) y el presidente Peña Nieto ha tenido la buena idea de abrir el mercado energético a la inversión privada.

Chile tenía una vez más la oportunidad de diferenciarse de la región como lo hizo durante el tequilazo, la crisis rusa y el corralito argentino. Como señalamos, gozó este auge con las velas casi enteramente desplegadas. Su producción de cobre estaba en máximos históricos cuando el precio se multiplicó por 6, gracias a un ecosistema legal y tributario (ley minera con garantía constitucional, DL 600, impuestos bajos y no discriminatorios). Ahorró en fondos soberanos parte del auge, y hoy su estado no tiene deuda neta, un privilegio en un mundo de gobiernos maniatados por la deuda y por sistemas previsionales quebrados. Sí se perdió la oportunidad de abrir Codelco en bolsa en el peak de precios, algo que la historia le recordará a nuestros gobernantes, sobre todo a los del gobierno anterior.

Lamentablemente, hemos hecho todo lo posible por "integrarnos" a la vieja mediocridad regional. La obsesión igualitaria ha logrado lo que el tequilazo no logró, frenar en seco a la economía nacional. Esta aún conserva su musculatura intacta, pero si se persegue el espejismo de la igualdad nos pareceremos cada vez más a Brasil, así como éste se asemeja poco a poco a Argentina y esta última a Venezuela. Por ahora Latinoamérica es una venta.

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