Es necesario retomar el tranco en la caída de la pobreza
Jorge Hermann Director, Hermann Consultores
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Jorge Hermann
Hace unos días, el gobierno anunció la caída de la tasa de pobreza por ingresos a un 11,7% y una leve mejora en la desigualdad en la encuesta Casen 2015. La sostenida caída de la pobreza desde los noventa se debe al crecimiento económico, principalmente, y a un cúmulo de iniciativas sociales.
Celebrando la nueva cifra de pobreza, el Ministro de Desarrollo Social señaló que las reformas del gobierno (educación, tributaria y laboral) incidieron en la caída de la pobreza. Frente a lo cual, economistas de todo el espectro político le quitaron el piso a su aseveración. La razón radica en que es muy pronto para juzgar el impacto de la agenda de Gobierno.
En concreto, la caída de la pobreza desde un 14,4% a un 11,7% entre el 2013 y 2015 es positiva. La disminución de la pobreza era esperable que ocurriera en una economía que creció un 2,3% y la tasa de desempleo se ubicó en el 6,2% en el 2015. Además, el número de pobres disminuyó en 435 mil personas y el ingreso autónomo aumentó un 3% real entre el 2013 y 2015.
La nueva cifra no da para celebrar, porque se desaceleró el ritmo de la caída de la pobreza que se observó en la Casen 2013 desde un 22,2% a un 14,4% entre el 2011 y 2013. En ese periodo, la cantidad de pobres disminuyó en 1.277.444 personas y el ingreso autónomo aumentó un 15% real, dado que el dinamismo de la actividad económica fue sobresaliente con un crecimiento del 5,3% y el desempleo cayó desde el 9,0% al 5,7% entre el 2011 y 2013.
Por lo tanto, es evidente que el crecimiento económico es la principal causa por la cual la declinación en el número de pobres haya sido 3 veces mayor en la Casen 2013 en relación a la Casen 2015. Entonces, el crecimiento económico debe ser una preocupación central en la agenda de gobierno, más allá de que algunos quieran pasar la retroexcavadora a como dé lugar.
Igualmente, la agenda social es importante en ayudar a disminuir la pobreza. Por ejemplo, un 69,2% de los subsidios monetarios totales lo obtienen los cuatro primeros deciles de ingresos más vulnerables y el 30,8% restante recae entre el quinto y décimo decil de mayores ingresos de la población en el 2015. Esto, muestra la importancia de focalizar correctamente la asignación de subsidios estatales, porque el 94% de los pobres se ubica en los dos primeros deciles en el 2015. Para ello, es necesario revisar constantemente la efectividad del registro social de hogares y que el retiro de los subsidios sea paulatino a medida que mejora el ingreso para no incentivar la informalidad laboral
Concluyendo, para acelerar el tranco en la caída de la pobreza, se requiere que las autoridades políticas fomenten la libertad de emprender y promuevan un clima de negocios transparente y, por sobre todo, estable en el país. Por contraste, la incertidumbre regulatoria generada con las reformas tributaria, educacional, laboral y código de aguas, no hacen más que desalentar el espíritu emprendedor que ha sido el motor de la disminución de la pobreza en el país.