Promesas de Año Nuevo

Ignacio Arteaga

Estamos a 3 de enero y es muy probable que, para este viernes, el 70% de quienes hicimos algún tipo de compromiso en la noche de Año Nuevo –como por ejemplo hacer más deporte, llevar una dieta saludable o pasar más tiempo con la familia– hayamos sufrido un desliz y creamos haber fracasado. En cada empresa de Chile, desde las más grandes a las más pequeñas, hicimos también algunos compromisos para el 2018 y en esta columna le quiero compartir algunas ideas para que tengamos más éxito en nuestra empresa que con nuestra dieta.

¿Por qué nos fallan los compromisos de Año Nuevo? Lo más probable, porque son abstractos o no son lo suficientemente atractivos y motivantes como para movilizar las energías positivas más profundas de la persona. En las empresas podría ocurrirnos lo mismo. Si sólo nos preocupamos de ganar dinero, crecer o generar riqueza económica, le aviso de inmediato que estamos apuntando muy bajo.

Miremos alrededor y veremos que quizás no estamos solos: todos parecen estar preocupados de generar riqueza material, algo en lo que los chilenos, en los últimos 30 años, hemos sido muy buenos. Pero no parece haber un correlato en la generación y distribución de riqueza espiritual, de crecimiento cultural, cívico, institucional, moral, humano, familiar, en fin, todas esas otras dimensiones que quedan resumidas en los conceptos de bien común y dignidad de la persona humana; esa fuerza atractiva que mueve las energías más profundas de las personas.

El año pasado, la bolsa cerró con muy buenos números, como hacía tiempo que no se veían. El precio del cobre también nos dejó felices a muchos. Tengo amigos que están contentos porque “hay cierto consenso en que se volverá al sentido común en la conducción de la economía”. A los hombres y mujeres de empresa, ese tipo de señales nos importan mucho, y nos motivan.

Todavía es tiempo de darle un giro a las promesas de Año Nuevo de los empresarios, ejecutivos y emprendedores, para que nuestro trabajo el 2018 lo vivamos como una noble vocación y generemos verdadera riqueza. Esta invitación ya la han seguido más de mil hombres y mujeres de empresa de todo Chile, que firmaron en www.firmaporchile.cl un compromiso personal para transformar nuestras empresas en 7 aspectos, ello como un regalo al Papa Francisco en su visita a Chile, y al que te invito a sumarte.

El primer paso concreto es mirar en nuestra empresa los productos y servicios que ofrecemos a los clientes, y esforzarnos porque sean realmente buenos y que sirvan de modo especial a los que más los necesitan.

Miremos ahora a la gente con que trabajamos y veamos de qué modo podemos hacer que sus condiciones de trabajo sean mejores, no sólo en términos de salarios y remuneraciones, sino que también en términos de responsabilidad y dar espacios para el crecimiento personal íntegro. Es muy probable incluso que podamos promover oportunidades de acceso al trabajo a los que con frecuencia olvidamos: adultos mayores, migrantes, excarcelados o discapacitados.

Un desafío atractivo sería cultivar relaciones basadas en la verdad, la transparencia y la honestidad con todas las personas con que nos relacionamos. También esforzarnos por “cuidar la casa común” con acciones ambientalmente sustentables y, por último, todavía podemos preguntarnos, como lo hacía el Padre Hurtado, qué haría Cristo si estuviera en mi lugar, en mi puesto de trabajo, cualquiera que este sea. Asumir estos siete compromisos es una verdadera vuelta al sentido común.

La experiencia de USEC en estos 70 años de vida nos ha enseñado que a las empresas les va mejor y son más sustentables en el tiempo en la medida que saben tocar esas fibras profundas de las personas con las que se relacionan. Cuando el único fin es ganar dinero, a la larga desaparecen las demás motivaciones y, con ellas, se van también las utilidades que se pretendía obtener.

Promesas de Año Nuevo
Cuando el único fin es ganar