Hagamos justicia al retail chileno
Tal como manifesté hace algunos días en un seminario sobre retail, me enorgullece ser parte de un sector...
Tal como manifesté hace algunos días en un seminario sobre retail, me enorgullece ser parte de un sector que, en las últimas décadas, ha contribuido -en forma decisiva- al desarrollo social y económico del país.
Un sector que no ha escatimado -ni en los buenos, ni en los malos momentos- el otorgar créditos para que cientos de miles de familias chilenas tengan acceso a bienes que les han permitido mejorar su calidad de vida.
Un sector que ha proyectado a Chile en el continente, exportando un modelo de servicios de primer nivel.
Un sector que da trabajo a miles de chilenos, destacando su aporte a la empleabilidad de las mujeres y los jóvenes. El comercio da trabajo a más de un millón y medio de personas en Chile y específicamente, a 700 mil mujeres, lo que significa 1 de cada 4 empleos femeninos. En el caso de los jóvenes, la flexibilidad de los horarios del comercio lo hacen una gran alternativa laboral.
Un sector que jamás ha necesitado de ser “rescatado” por el Estado, involucrando recursos de todos los chilenos.
Por todo esto es injusto que se le demonice a consecuencia de lo ocurrido en una empresa específica. En este sentido, pedimos que se coloque el problema en su exacto contexto y dimensión. No corresponde que una situación específica justifique poner en duda un modelo cuyos frutos generalizados dan testimonio de sus méritos y virtudes.
Indudablemente no se puede dejar de condenar las conductas y prácticas observadas en este caso y no se escuchará una voz en nuestro gremio que defienda conductas reñidas con la ley, la ética y la fe pública.
No obstante, pedimos cautela en la reformulación de la legislación que rige para la actividad crediticia. Antes de idear nuevas normas, hay que revisar acaso las vigentes fueron debidamente aplicadas en esta contingencia.
Hay voces que han querido sacar ventaja de lo ocurrido, llamando a consolidar la información de deudas para hacerse de la cartera de los clientes del comercio. Porque lo que llaman “información positiva” es información sobre clientes, en la cual el retail ha invertido cuantiosos recursos materiales durante una larga relación de confianza con personas que no tenían acceso al crédito de la banca.
Es importante aclarar que la información positiva no tiene ninguna relación con lo ocurrido en La Polar, ya que sus deudores morosos estaban en la información negativa. Sin duda La Polar nos ha causado un remezón fuerte, que debe llevar a las empresas a revisar y, eventualmente, corregir algunas prácticas y políticas de la parte crediticia del retail. Quizás sea la oportunidad para generar una instancia de reflexión que conduzca a la autoregulación ética.
Como entidad gremial desplegaremos programas de capacitación y aprendizaje a la población sobre materias financieras y crediticias, ya que con motivo de esta experiencia ha quedado de manifiesto la carencia de conocimientos que existe en vastos segmentos de nuestra población.