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Alto contrasteHacia una democratización financiera
ÁLVARO MORAGA Abogado de Moraga & CIA y académico de la UAI
economia chilena
En estos días se ha conocido del ingreso a la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) de una nueva solicitud de licencia bancaria. Se trata del Banco Ético.
Conceptualmente, este tipo de bancos, también conocidos como bancos sociales o bancos alternativos, son aquellos que desarrollan el giro teniendo a la vista la obtención de ganancias no sólo financieras. Por lo mismo, los sectores que se financian son aquellos que generan externalidades positivas para la sociedad, pero que normalmente son desatendidos por la banca tradicional, ya sea por su baja rentabilidad, por la falta de historia de la empresa y/o sus socios, o simplemente, porque son actividades riesgosas reputacionalmente (por ejemplo, colegios).
Esta es una iniciativa que va en la dirección correcta en un país donde la banca tradicional tiene utilidades muy por sobre el promedio mundial, donde el acceso al crédito está vetado para una parte mayoritaria de la población y donde la bancarización, si se saca de la ecuación a la cuenta RUT, está muy por debajo de los números oficiales, que de tiempo en tiempo pretenden parecerse más al primer mundo que a nuestros vecinos de la región, en circunstancias que la realidad es la opuesta.
En este contexto, es de esperar que todos los actores incumbentes, de manera directa o indirecta, faciliten el surgimiento, desarrollo y consolidación de esta y de otras iniciativas que vayan hacia una mayor democratización e inclusión financiera. Y, aquí es clave que el proyecto de ley Fintech, ingresado en septiembre al Congreso, avance con mayor celeridad de la que tuvieron varios Gobiernos para su redacción y envío, ya que es urgente que el sistema de finanzas abiertas sea una realidad, y que las plataformas de financiamiento colectivo (sean de inversión o préstamos), los sistemas alternativos de transacción de valores e instrumentos financieros (como facturas, derivados y criptoactivos), los enrutadores de órdenes e intermediarios de instrumentos financieros, los custodios de instrumentos financieros y los asesores crediticios y de inversión, sean regulados por la CMF, ya que de lo contrario, se les hace muy difícil crecer y relacionarse con los actores institucionales.
Chile se está quedando atrás en esta materia, y la institucionalidad carece de las herramientas para crear mercado, lo cual resulta una paradoja desde el momento en que nuestro ente regulador (la CMF) tiene por mandato legal, precisamente, el de facilitar la participación de los agentes de mercado.
Pensar en la segregación de la licencia bancaria, en "sandboxes", en mesas de trabajo colaborativas, no es ciencia ficción. Es lo que están haciendo los países que nos han sacado años de ventaja en esta materia: eliminando barreras de entrada en pos de un aumento de la competencia. Todo lo que sea tecnologías, innovación, inclusión y democratización financiera, debe ser destacado. Esperemos prontamente ver a este Banco anunciando la obtención de su licencia, y al mercado apoyándolo de manera decidida.
