Gas natural y descontaminación de Santiago
La contaminación del aire en Santiago es un flagelo de larga data que todos los inviernos acapara la atención de la opinión pública...
La contaminación del aire en Santiago es un flagelo de larga data que todos los inviernos acapara la atención de la opinión pública, a propósito de los efectos negativos que ello tiene sobre la salud de la población.
En este contexto, resulta inexplicable que durante todos estos años no se haya actuado decididamente sobre las fuentes móviles (transporte público, camiones, vehículos livianos), considerando que, según datos oficiales, éstas generan el 37% de las emisiones de PM10, el 73% de la de óxidos de nitrógeno (NOx) y el 89% en el caso del monóxido de carbono (CO).
Esta situación tiene directa relación con el fuerte crecimiento del número de vehículos diésel -hoy representan cerca del 20% del parque vehicular-, lo que se ha visto estimulado por una distorsión tributaria que favorece su uso: el diésel está gravado con un impuesto específico muy inferior que el de la gasolina o el gas natural vehicular (GNV). Este último combustible está gravado con un impuesto específico un 61% superior al del diésel, si se considera igual impuesto por kilómetro recorrido para ambos combustibles, lo cual representa un contrasentido ambiental.
La incorporación de tecnologías limpias en el transporte público, en especial GNV, ayudaría a reducir en forma significativa la emisión de gases contaminantes. Mediante tecnologías dedicadas a gas natural (GNC Euro V, presente en la flota de buses que usa el transporte público de Punta Arenas), la emisión de NOx podría reducirse a menos de un tercio de lo que actualmente emiten los buses diésel con filtro, mientras que las emisiones de CO y PM caerían a menos de la mitad con este cambio.
Es importante tener presente que el gas natural cumple la norma EEV (Enviromentally Enhanged Vehicle), la más exigente de la Unión Europea, logrando reducciones de 90% de PM con respecto a Euro IV y 43% menos de NOx que Euro IV.
Cabe recordar que la puesta en marcha del terminal de GNL de Quintero en 2009 ayudó a revertir la tendencia al alza de PM2.5 en Santiago al volver a usarse el gas natural en la industria, lográndose en 2010 los niveles históricamente más bajos de emisiones en este sector. Apostar ahora por un transporte público más limpio es el desafío, para lo cual sólo bastaría generar condiciones de mercado que incentiven la incorporación de tecnologías ambientalmente más amigables, sin mayor costo para el Fisco.