En pensiones, (otra vez) el foco equivocado
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Gabriela Clivio
Desde hace algo más de 10 años a esta parte, vivimos en Chile las consecuencias de los malos acuerdos. Extrañamente, quienes definen las políticas económicas han optado por centrarse en lograr consensos en vez de buscar las soluciones para los problemas. Pero no todos los acuerdos son igual de buenos...
En materia de pensiones todos sabemos que se necesitan cambios hace rato. Justamente por esto, me parece increíble que en la actualidad la discusión se haya centrado en cómo repartir el 6% adicional, siendo que debiera centrarse en cómo mejorar las pensiones. El principal problema es que poca gente cotiza, quien cotiza lo hace por poco tiempo y por un monto bajo. Entonces, parece bastante evidente que se debe buscar disminuir la informalidad, reducir las lagunas y aumentar la cotización.
Otro tema importante es cómo lograr que el monto ahorrado aumente, y para esto se debe mejorar el régimen de inversión de las AFP y continuar con el sistema de capitalización que ha probado en el mundo a lo largo del tiempo que es mucho más eficiente que el régimen de reparto en materia de generación de rentabilidad. Sin embargo, se sigue buscando un acuerdo en la asignación de la cotización obligatoria adicional.
Según el ranking de CFA Mercer, el sistema chileno, tiene “una estructura sólida, con muchas características buenas” y existen algunas áreas de mejora. En los hechos se han hecho reformas importantes, por ejemplo, el hecho el triplicar el tamaño del pilar solidario con respecto al PIB. Sin embargo, en el pilar contributivo, los parámetros fundamentales tales como la tasa cotización y la edad retiro, entre otros, no se han modificado.
Hace unos días, el eje de la discusión volvió a cambiar y esta vez se trataba de ponerse de acuerdo en la manera de calcular las tasas de remplazo. Si bien uno quisiera que las tasas de remplazo se relacionaran con los sueldos de los últimos años de la vida laboral, casi todos los países de la OCDE utilizan todos los ingresos a lo largo de la vida laboral para calcular la tasa de remplazo, que la misma organización recomienda debe ubicarse cerca del 70%. A modo de ejemplo, Portugal y Estados Unidos usan los mejores 40 y 35 años, respectivamente, mientras que sólo Francia, Colombia, Costa Rica, Eslovenia y España utilizan algunos años (los mejores 25, los 10 últimos, los 25 últimos, los 24 mejores y los 25 últimos respectivamente), pero en cualquier caso a lo largo de un extenso período.
Hace algunos meses llamaba mucho la atención la presentación de una reforma de pensiones donde no se mencionaba qué tasa de remplazo se buscaba alcanzar. Ahora pareciera que queremos adoptar la recomendación de la OCDE, pero calculando la tasa de remplazo de una manera diferente a como la calcula dicho organismo. Mientras tanto, seguimos equivocando el eje de la discusión y el tiempo sigue pasando.
Así como estamos, centrar la discusión en como repartir el 6% adicional que aportarán los trabajadores formales no es más que una forma muy política de plantear un nuevo impuesto a los trabajadores que integran la economía formal.
Gabriela Clivio
Economista, directora de Mazars