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Alto contrasteHoy la salmonicultura es sin duda un actor relevante de la economía nacional, que presenta fundamentos sólidos para seguir creciendo y con una gran perspectiva de futuro. En 2013 la industria se ubicó en el tercer lugar en exportaciones del país, luego del cobre y la fruta. El salmón aportó más de US$ 3.500 millones al total de envíos de Chile al exterior, representando 36% de las exportaciones de alimentos, 75% de los envíos de la zona sur austral, 84% de las exportaciones de alimentos del mar y 4,6% de las exportaciones totales del país.
En términos de empleo, la industria genera más de 34 mil empleos directos y casi 45 mil empleos indirectos. Sin duda que el sector se ha convertido en un motor de la economía de las regiones australes del país. Asimismo, durante el año pasado se logró un acertado manejo de los aspectos sanitarios y de producción. A partir de estas cifras, tenemos indicios claros de que se trata de una actividad sustentable en el tiempo y por esa razón hay que evaluar a esta industria con una mirada de largo plazo.
En cualquier negocio, los emprendedores y los empresarios buscan optimizar el valor futuro de su compañía y al mismo tiempo administrar distintas variables o externalidades. En esa línea, debe destacarse que en la salmonicultura hemos trabajado profundamente en el tema normativo-regulatorio y los aspectos relacionados al cuidado del medio ambiente. También hemos estado abordando proactivamente otras variables de largo plazo que están en procesos continuos de mejoramiento, como lo son la relación con la comunidad y con los trabajadores.
Ciertamente, esta nueva realidad de la industria, especialmente su adaptación a las nuevas exigencias, debe darse en un contexto de potenciar la competitividad internacional del salmón chileno, acompañado de una debida adecuación de la estructura de costos.
De esta forma, es claro que las empresas salmoneras necesitan un respaldo adecuado desde el punto de vista financiero, para enfrentar los desafíos sanitarios y ambientales de la operación.
El mundo financiero y aquellos que controlan las empresas tiene que entender y considerar que los mayores gastos en temas sanitarios y medio ambientales son parte del negocio, y son fundamentales para la sostenibilidad futura. Más que gastos, se trata de inversiones que aseguren un producto de calidad, inocuo y que proyecte el crecimiento de la industria en el largo plazo. Hoy nuestras fuerzas están puestas en que las empresas puedan cumplir con la norma y debemos trabajar unidos todos los actores que componen la industria para que pueda seguir creciendo de forma sustentable.
