¿Qué nos trae el nuevo eje Cono Sur?
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Fernando Reyes Matta
Curiosamente, casi ningún medio publicó esa foto registrada en La Moneda el viernes 4 en la noche: aquella de los mandatarios de Uruguay, Chile y el nuevo presidente de Argentina, reunidos en una cita de trabajo gestada sobre la marcha. En esa escena se simbolizó una aproximación que puede crear un giro importante en las interacciones futuras entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur.
A partir del lunes 21 la presidencia temporal del Mercosur estará en manos de Tabaré Vázquez, de Uruguay, quien no ha ocultado su propósito de avanzar a un acercamiento concreto con la Alianza. A su vez, a la Presidenta Michelle Bachelet le corresponderá encabezar los trabajos de esta entidad del Pacífico en 2016, y será en Chile la próxima Cumbre de la Alianza.
Pero, además, este no será un año cualquiera para este acuerdo, que reúne a México, Colombia, Perú y Chile. A partir de julio próximo, entrará en vigencia el Acuerdo Marco de la Alianza, suscrito en 2012 en nuestro país. Ese documento y su protocolo adicional determinarán las reglas para la liberalización de bienes, servicios y capitales, eliminará el 92% de los aranceles y definirá un proceso gradual para el 8% restante. Así no existirán barreras arancelarias entre los miembros. Tampoco será necesaria una visa para el tránsito de sus ciudadanos. Los cuatro países reúnen 216 millones de habitantes con un PIB de US$ 2,1 billones, que representa el 37% del total de América Latina.
No obstante, la Alianza busca tener un diálogo creciente con otras regiones. Recién, con presidente de Colombia incluido, hizo una presentación formal en APEC, en Filipinas. Pero su capacidad de negociación será mucho más fuerte si lo hace con el respaldo del Mercosur y lo que éste representa, más allá de las crisis actuales.
Esto para Chile y el actual gobierno ha sido claro desde el primer día. El canciller Heraldo Muñoz una y otra vez habló de la urgencia de acercar estos dos bloques. Por eso invitó a los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil y Argentina a la reunión de los empresarios ligados al foro APEC cuando estos se reunieron en Chile el año pasado. Mas alguien criticó aquello porque les pareció que esos dos socios principales del Mercosur no tenían nada que hacer en un encuentro del Asia-Pacífico. Típica muestra de miopía política.
Ahora llega a la escena el Presidente Macri. Y éste, hablando desde La Moneda, se mostró convencido de que el Mercosur necesita cambios profundos y debe sintonizar con la Alianza del Pacífico para que las economías de los países de la región sean más competitivas. “Hay muchos desafíos a partir de entender que juntos en la región vamos a tener capacidad de insertarnos en el mundo, de conseguir mejor trabajo para nuestra gente…Tenemos que entender que hay que ir convergiendo hacia la Alianza del Pacífico, también utilizando la Aladi como un mecanismo para mejorar la relación país a país”.
Uno puede advertir que un discurso común se ha instalado en el eje Montevideo, Buenos Aires, Santiago. Un nuevo espíritu de integración empieza a empujarse desde el Cono Sur.
Después de cuatro años la Cumbre del Mercosur volverá a Paraguay, con lo cual se normaliza la vinculación institucional de este país a dicho acuerdo, suspendido tras la crisis de 2012 contra Fernando Lugo. Será una cita con atmósfera de tiempos de cambio y nuevas urgencias. Allí hará su debut multilateral el nuevo presidente de la Argentina. El Presidente Nicolás Maduro, o quien le represente, vendrá de una Venezuela que ha dado un gran ejemplo de gesta democrática y ahora debe transitar a un nuevo momento de su realidad política. La Presidenta Dilma Rousseff tendrá que hablar con franqueza de cómo y por dónde Brasil encaminará sus pasos. No todas las preguntas tendrán respuestas.
Pero la síntesis es que allí, por primera vez de manera formal, quedará asentado el propósito de llevar a la Alianza del Pacífico y al Mercosur a un proyecto común. Es esencial para los tiempos que vienen en la globalización económica y la política mundial.