Fernando Reyes Matta

Poco ruido y muchas nueces

Fernando Reyes Matta Ex embajador en Nueva Zelanda y China, profesor de la UNAB

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Viernes 5 de febrero de 2016 a las 04:00 hrs.
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Fernando Reyes Matta

En muchos países es posible constatar procesos que se gestaron sin hacer mucho ruido, pero que determinaron el futuro de esa nación y, a veces, del mundo. Mientras Estados Unidos vivía la crisis con la caída de Nixon y no sabía cómo salir de la guerra en Vietnam, una generación joven estaba en California inventando programas e instrumentos que nos llevarían a la revolución digital de hoy. Había mucho ruido en Washington, las nueces crecían en lo que llegaría a ser Silicon Valley.

¿Estaremos viviendo algo de esto en Chile? ¿Dónde y cómo lleva adelante su marcha el país profundo? Cabe hacerse estas preguntas frente a dos hechos casi simultáneos: los auspiciosos resultados de la reciente misión del ministro de Agricultura, Carlos Furche, a China y la firma del Acuerdo TransPacífico (TPP) por el canciller Heraldo Muñoz en Nueva Zelanda. En ambos hechos se constata la importancia de la mirada a largo plazo, de pensar el país asumiendo los desafíos futuros y los espacios que se abren en un mundo globalizado, todo ello con el máximo de consensos posibles. En suma, tener siempre una pregunta esencial en la cabeza, sobre todo en medio de procesos electorales: ¿qué país queremos para la próxima generación?

Miremos un ejemplo muy ilustrativo: ahora las nueces chilenas podrán entrar a China con cáscara. Y esto trae un cambio profundo en las oportunidades que se abren para este sector en aquel mercado. China es el principal productor de nueces en el mundo, pero también un gran importador. Las aman y no sólo por su interior: en la calle hay vendedores ofreciendo las cáscaras por bellas y complejas en sus estructuras. Muchas negociaciones se han llevado adelante, desde hace tiempo, para que el ministro Furche firmara este acuerdo con el director de la poderosa Administración General de Calidad, Inspección y Cuarentena de la República Popular China (AQSIQ). Ello se suma a los enormes avances que la agroindustria chilena, en una promoción público-privada poderosa, está llevando adelante en China desde que hace diez años entrara en vigencia el Tratado de Libre Comercio con ese país.

“Si se mantienen las tasas anuales de crecimiento podríamos duplicar la producción en los próximos cinco años y llegar a ser el segundo mayor exportador a nivel mundial”, señaló Andrés Rodríguez, presidente Ejecutivo de Chilean Walnut Commission. Para más de alguien presente en esa firma, el acto tenía los ecos de lo dicho por el Presidente Lagos hace doce años en su mensaje presidencial: “De aquí a diez años Chile tiene que ser una potencia agro-exportadora, con presencia diversificada en los más importantes mercados mundiales. La vieja distinción de la agricultura central con un desarrollo y la agricultura del sur que se nos queda atrás ha concluido. Estamos en presencia de un salto que nos permite hacer de la agricultura un elemento vital para nuestra capacidad alimentaria interna y un elemento potenciador de nuestra capacidad de insertarnos en el mundo con mayor presencia”.

Ahora Chile ha suscrito el TPP, al cual estamos ligados desde su origen cuando junto a Nueva Zelanda propusimos formas distintas de asociación en torno del Pacífico. Han sido negociaciones complejas, a veces demasiado herméticas, pero lo que cabe ver es el resultado y no la propuesta, especialmente de Estados Unidos, al comienzo de la negociación. Chile logró mantener la vigencia de cinco años para patentes farmacéuticas, consolidar la iniciativa del Estado en áreas estratégicas del desarrollo, defender importantes oportunidades para el sector servicios, entre otras materias claves. El TPP de ahora es una oportunidad abierta: los cuatro firmantes del sur (Australia, Nueva Zelanda, Chile y Perú) tienen mucho que decir en común. Además son los únicos cuatro que también tienen TLC con China.

Todo eso reclama la mirada larga, exactamente lo que se espera de los parlamentarios cuando deban votar la aprobación del TPP de ahora: preocuparse más de las nueces que de los ruidos.

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