Cuba, Obama y una pregunta... ¿Sabremos estar allí?
Fernando Reyes Matta Ex embajador en Nueva Zelanda y China, profesor de la UNAB
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Fernando Reyes Matta
Es posible que este viernes se registre un gran avance en las conversaciones entre Cuba y la Unión Europea para llegar a un acuerdo político y de cooperación. De hace tiempo se viene trabajando en ello
–hay diferencias importantes en temas como instituciones democráticas y participación ciudadana-, pero las concordancias en diversas áreas son cada vez más significativas, según se anunció en Bruselas.
Y todo esto ocurre en semanas donde la diplomacia cubana se encuentra bajo presiones mayores. A comienzos de febrero culminó la visita del Presidente Raúl Castro a Francia, el primer país de la Unión Europea en recibirle y darle a su presencia el carácter de visita de Estado. Nunca antes un mandatario de Cuba, desde su independencia en 1902, había estado así en Francia. Poco después vino el anuncio del viaje del Presidente Barack Obama a La Habana, que este mes llegará a la capital cubana en una visita histórica. Allí, como lo dijo al hacer el anuncio, hablará con las autoridades marcando coincidencias y diferencias, recibirá a líderes de todos los sectores, se reunirá con empresarios y reforzará las políticas de turismo y acercamientos ya en marcha.
A mitad de febrero se firmó en La Habana el Memorandum de Entendimiento por el cual se reanudarán los vuelos comerciales regulares entre ambos países, tanto para servicio de pasajeros como carga. Desde el 17 de diciembre del 2014 se ha incrementado en un 54 % el número de visitantes estadounidenses a la Isla, dijo Anthony Foxx, secretario de Transportes de Estados Unidos, y agregó que tras el acuerdo se espera que continúe el ascenso.
Y los ejemplos pueden multiplicarse. Van los empresarios norteamericanos todas las semanas, se aprontan inversiones en el área agrícola, llegan ofertas para mejorar los débiles servicios de Internet. Sin duda, hay una atmósfera nueva en Cuba: vienen otros tiempos.
Es frente a eso que desde acá, desde el sur del mundo, cabe hacerse una pregunta mayor: ¿nos estamos quedando fuera del juego en Cuba?
En noviembre de 2014 – antes que La Habana y Washington anunciaran su reanudación de relaciones diplomáticas - la Dirección de Relaciones Económicas Internacionales, DIRECON, tuvo el buen olfato político de organizar una misión público-privada a Cuba. Fue una primera exploración importante. A comienzos de septiembre 2015 la relación pasó a otro nivel con la visita oficial del ministro de Relaciones Exteriores, Heraldo Muñoz, acompañado de empresarios y personalidades de diversos sectores. Fue un momento donde hubo una buena valoración del escenario: “Las posibilidades de inversión, ahora que hay una ley y un momento histórico en Cuba, nos parecen especialmente atractivas para un país como Chile, que tiene US$100 mil millones de inversiones en el exterior, con un 80% en América Latina y el Caribe”, aseguró entonces el Canciller.
Hay una cuestión clara: en Cuba debiéramos estar. Hay oportunidades en las áreas de la agroindustria, de la biotecnología, del comercio exterior y la inserción de Cuba en el sistema financiero internacional. Una vez que Obama se vaya vendrán nuevos desafíos para el devenir cubano, cada vez más específicos y complejos (en lo financiero, en la promoción del comercio exterior, en el acceso a nuevos mercados, en la formación de cuadros para operar en mercados mundiales) donde la experiencia chilena puede ser útil en La Habana.
Los cubanos harán su proceso al ritmo que elijan y les parezca pertinente. Desde acá hay que estar cercanos, mirando mucho más a lo que Cuba quiere ser en el siglo XXI que recordando lo que fue su proceso en el siglo XX. Nuestro intercambio comercial puede ser mucho mayor a los US$ 42 millones que hoy suma, todo ello mientras más de 40.000 chilenos fueron a la isla el año pasado.
Cuba siempre ha estado cerca de nuestras emociones. Ya Vicuña Mackenna fue clave en el apoyo a las primeras luchas cubanas por la independencia antes de 1900. Ahora vienen otros tiempos de independencia para Cuba y también allí debiéramos estar.