Fernando Reyes Matta

Chile y el mundo:Un ojo aquí y otro allá

Ex embajador en Nueva Zelanda y China, profesor de la UNAB

Por: Fernando Reyes Matta | Publicado: Viernes 20 de mayo de 2016 a las 04:00 hrs.
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Fernando Reyes Matta

Fernando Reyes Matta

En cierta manera aquella circunstancia tuvo mucho de símbolo: nuestras altas autoridades vivieron desde Suecia y el Reino Unido la dramática semana política de Brasil que sacó del poder a la Presidenta Dilma Russeff. Una parte de nuestra mirada debe atender a este devenir complejo que vive América Latina y la otra debe poner los ojos en los mapas globales, para buscar allí oportunidades, alianzas y concordancias desde nuestra manera de entender el mundo. Cultivar con creatividad y estrategia nuevos vínculos con países afines o, como llaman en la política internacional, países like-minded.

Es cierto que en el despegue de este gobierno se señaló que nuestra política exterior daría prioridad al mejoramiento de nuestros vínculos con América Latina. Allí estaría el foco principal y haríamos esfuerzos por incrementar los lazos de Chile con la región porque de ella somos parte y desde aquí hablamos. Por ello se impulsó, por ejemplo, la relación de Mercosur y la Alianza del Pacífico, a la vez que se insistió en todos los foros regionales sobre el principio bajo el cual se debería avanzar hacia nuevas formas de integración: “La convergencia en la diversidad”. Pero la realidad parece llamarnos a asumir que el escenario no hace fácil esta tarea. No se trata de renunciar a ello, pero sí de reconocer los hechos dominantes en el escenario latinoamericano.

Hoy predomina mucho más la diversidad que la convergencia. Ni CELAC es realmente ahora un organismo dinámico de coordinación y cooperación política, ni UNASUR –frente a situaciones de urgencia como en Brasil o Venezuela- es espacio de consensos posibles en el ámbito sudamericano. Por cierto, hay que seguir aportando con energía para que esos y otros organismos regionales encuentren su razón de ser profunda; ahí está la actitud con que Chile asumirá la conducción de la Alianza del Pacífico por un año.

Pero los intereses del país llaman a mirar más lejos, a ver cómo vincularnos con un mundo que está viviendo transformaciones profundas. Chile es el país más abierto en América Latina a la economía global: ahí están los 22 TLCs que nos dan acceso preferencial a 60 países. Junto con ello, hay que construir otros vínculos con los cuales ir por el mundo que viene. ¿Cuáles serán los países afines con los cuales trabajaremos para incrementar el conocimiento y ser realmente innovativos? ¿A quienes consideraremos países like-minded si hablamos de energías alternativas y de internet como plataforma productiva? ¿Quiénes serán nuestras contrapartes cercanas al impulsar la responsabilidad social empresarial? ¿Qué aliados tendremos a la hora de abordar la más importante reforma educacional que el país necesita: la educación de calidad?

Las preguntas pueden multiplicarse. Y con ellas trabajar en una mirada larga. Son ejemplos los tres acuerdos suscritos con Suecia, tras la visita de la Presidenta Bachelet, en los ámbitos de sustentabilidad (Forestal, Tecnologías Verdes y Desarrollo Urbano, Minería). Con el Reino Unido la interrelación académica y de investigación es fundamental para formar mejores científicos y técnicos ante los desafíos que vienen. El Fondo Newton Picarte ha apoyado más de 120 proyectos de investigación científica, mientras que mediante el Fondo de Prosperidad (Prosperity Fund) del Reino Unido se financian proyectos relacionados con minería sustentable y energías renovables.

Por eso también es importante el acuerdo de working-holiday suscrito con Irlanda: cientos de jóvenes chilenos irán allá con visa de estudio y trabajo. Ya lo tenemos con Australia y Nueva Zelanda. Canadá, como lo dijo el canciller Heraldo Muñoz en su cuenta, es clave en relaciones de este tipo. También Finlandia. Y hay que mirar todo lo que cabe hacer con Corea del Sur y Singapur por Asia.

La Agenda 2030 de Desarrollo Sustentable es muy cercana y orientadora a lo que Chile quiere ser. Y, por cierto, para lograrlo los socios no están sólo en América Latina sino por todos los continentes.

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