Aunque en Chile está muy poco desarrollado el método de definición de escenarios, cada día adquiere mayor importancia. Su impacto no radica necesariamente en acertar en aquello que el escenario establece, ya que eso sería apostar a las adivinanzas. Lo trascendente es que abre la mente al estructurar eventos de posible ocurrencia. Planificadores y tomadores de decisión, al tenerlos a la vista, consiguen prever acciones que aprovechen las oportunidades que se presentan o se precavan de riesgos que, a partir de ellos, pueden visualizarse.
Advertido lo anterior, y alejándome de todo intento de la tarea imposible de adivinar el futuro, a continuación ensayaré una apuesta que delinea algunos componentes de lo que creo serán las principales tendencias en nuestro país para el año ya iniciado.
Chile desarrollará su actuar en un mundo donde la incertidumbre provocada por la crisis financiera seguirá como una tendencia dominante. En esa perspectiva, la variable política constituirá la mayor preocupación y las decisiones en ese ámbito serán las que marcarán el rumbo de los acontecimientos. En efecto, la recuperación dependerá de las definiciones políticas que se adopten fundamentalmente en Estados Unidos y Europa. Las decisiones políticas de este año 2013 en esos espacios serán indicativas de la viabilidad para superar la crisis. Ello tendrá factibilidad si se logra a través de ellas reducir la deuda pública de las mayores economías y al mismo tiempo asegurar el crecimiento orientando sus efectos benéficos en dar solución a las demandas sociales para controlar movimientos disruptivos del orden y la seguridad.
En Asia veremos emerger tendencias que exigirán mucha evaluación. Algunos problemas latentes que existían hasta ahora adquirirán mayor fuerza. China apostará a lo que algunos teóricos han caracterizado como la calidad del crecimiento incrementando su consumo interno, lo que incidirá en las exportaciones e importaciones. En la región, sin que existan peligros de enfrentamientos mayores, aumentará la preocupación por lo que Estados Unidos y Japón visualizan como creciente amenaza. En esa dimensión se intensificará la atención por el peligro de que China ejerza un control marítimo que afecte la libre navegación en el mar de China Meridional y China Oriental, lo que pudiera incluso llegar a incidir en los Océanos Pacífico e Indico. En ese contexto, India seguirá emergiendo como una potencia estabilizadora del poder chino en el área y acrecentará su poder real a nivel mundial.
En América Latina y el Caribe, los problemas de seguridad, narco terrorismo y droga no escalarán, pero no lograrán ser controlados en aquellos países donde se han posicionado. Las naciones del ALBA seguirán formando un bloque afectado por carencia de liderazgo y una creciente dependencia de Cuba que en todo caso buscará no radicalizar su actuar. La Alianza del Pacífico continuará como un referente que aspira a desarrollar fórmulas prácticas de complementación para potenciar la inserción al Asia Pacífico.
Chile a nivel vecinal vivirá un año de definiciones trascendentes que marcarán el sello de los futuros vínculos, especialmente con Perú y Bolivia. Con Argentina mantendrá una relación armónica sin mayor dinamismo. El fallo de la Corte Internacional de Justicia abrirá espacios para construir con Perú una agenda de futuro en la que surgirán importantes consensos. Inicialmente se verá afectada por opiniones públicas, especialmente peruanas que no incidirán en el acatamiento de la sentencia. Bolivia persistirá en su estrategia de reclamaciones y demandas, pero no lograrsu objetivo de protocolizar una reivindicación con sustento jurídico.
A nivel interno, las elecciones provocarán que las decisiones de los grandes temas del país se radiquen a nivel institucional, con un esfuerzo permanente para incorporar a los movimientos ciudadanos en el proceso para evitar que sigan expresándose y ejerciendo presiones masivas en espacios públicos.