Energías renovables y verdades incómodas
JOSÉ VENEGAS Ex secretario ejecutivo de la Comisión Nacional de Energía
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JOSÉ VENEGAS
Preocupa la quiebra de generadoras renovables. Se debe principalmente al alza de precios de combustibles, que eleva el costo de la energía que algunas compran en horas de no sol para abastecer contratos. Fue un riesgo que libremente tomaron algunos, al contratar bloques de suministro nocturno imposibles de proveer con generación propia, sabiendo (o debiendo saber) que no habría alternativa para reemplazar la generación térmica en dichas horas si las variaciones de commodities conducían a una situación justo como ésta. Una generadora solar vendiendo un contrato de noche es un comercializador que transa con energía de otros, 70% térmica.
Se ha argumentado que la planificación del sistema de transmisión no habría estado a la altura de los desafíos. Como si recién se descubriera que las líneas de transmisión demoran años y enfrentan dificultades críticas en la obtención de servidumbres de paso. No es creíble que empresas que demoran un año en decidir y construir sus proyectos culpen de sus problemas a la construcción de líneas que todos siempre supimos demora 10 veces más que eso.
“Inventar que en horas que la energía sobra se haga aparecer un costo marginal para remunerar artificialmente a algunos no es una solución. No hay fundamento para ello”.
La inyección solar en el norte de Chile en algunos casos fue temeraria, menospreciando aquello de que cuando algo abunda su valor cae, como las paltas que explicó recientemente el profesor Verdejo. O menospreciando instalarse en zonas donde se sabía que evacuar energía requería cuantiosas inversiones en transmisión (que en un error de la ley de 2016 las pagan los clientes y no quienes deciden generar allí) y no valorar que la ventaja de mayor radiación solar en el norte es inferior al alto costo y riesgo de hacer líneas que demoran mucho y solo usamos un tercio del día.
Adaptarse a la transición energética no sólo es instalar más y más renovables y líneas. En el corto plazo el problema se arregla si bajan los costos de combustible (lo que hoy parece difícil). A mediano plazo se arregla si en las horas nocturnas aparecen baterías u otras energías limpias que reemplacen generación térmica y usen los 2/3 del día los sistemas de transmisión que hoy siguen ociosos. También si se recupera la señal de costos para el generador que decide una localización. Pero eso demorará, y más si la regulación está mal enfocada.
Tampoco es solución inventar que en horas que la energía sobra se haga aparecer un costo marginal para remunerar artificialmente a algunos. No hay fundamento para ello y sería lapidario para la inversión en almacenamiento que sí necesitamos. Es cierto que en horas de sol se mantiene una generación térmica en condición de “mínimo técnico”. Pero esas térmicas están allí sólo por una limitación física, que impide apagarlas si se quiere que estén horas después aportando en la noche. Si se pudieran suprimir, igual seguiría sobrando energía y siendo 0 el costo marginal, por aquello de lo barato que son las paltas cuando abundan. La generación “a mínimo técnico” evita que cuando el sol se pone, y la energía si se vuelve escasa, ella cueste aún más cara, o derechamente falte.
A no desanimarse. Un futuro 100% abastecido por energías limpias, seguras y barata es posible y lo lograremos. Pero hay que partir por reconocer la realidad de nuestras fallas y no contarnos cuentos bonitos sin hacer lo que se debe.