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El desorden de EEUU es una oportunidad para China

Gideon Rachman© 2021 The Financial Times Ltd.

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El 20 de enero de 1961, John F. Kennedy, el Presidente electo más joven en la historia de EEUU, pronunció su discurso de toma de posesión desde los escalones del Capitolio. Exactamente 60 años después, Joe Biden, el Presidente más anciano en la historia del país, prestará juramento en el mismo lugar, apenas unos días después de que el sitio fue asaltado por una multitud desenfrenada.

El desorden de EEUU es una oportunidad para China. Como parte de una respuesta planificada contra Beijing, Biden había planeado convocar una cumbre de las democracias del mundo. Pero, después de un intento de golpe de Estado por parte de un Presidente en funciones, EEUU podría carecer de credibilidad para actuar como convocante del mundo libre. Es probable que la cumbre de democracia de Biden se archive calladamente en favor de una reunión D10 de diez democracias, organizada por el Reino Unido.

Una gran parte de la incipiente lucha de EEUU con China será una batalla por la influencia económica en todo el mundo. Cuando terminó 2019, 128 de los 190 países del mundo ya comerciaban más con China que con EEUU. La centralidad de China en el sistema de comercio mundial aumentará este año, y el Banco Mundial prevé que la economía china crecerá alrededor del 8% en comparación con el 3,5% de EEUU.

Los estadounidenses también están en una lucha con China para definir las normas y regulaciones técnicas que gobiernan la economía mundial. EEUU necesita nuevas herramientas que vayan más allá del poder coercitivo de las sanciones.

Pero el equipo de Biden, alarmado por el aumento del populismo y el proteccionismo dentro del país, ha dejado en claro que es poco probable que EEUU firme nuevos acuerdos comerciales durante un tiempo, lo que dificultará la expansión de la influencia estadounidense. China, por el contrario, ha firmado recientemente dos importantes acuerdos comerciales. El acuerdo de inversión UE-China se acordó en diciembre. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), un acuerdo de libre comercio entre 15 países asiáticos, incluyendo Japón y Corea del Sur, se acordó en noviembre.

El propio prestigio y la popularidad de China también han sufrido mucho durante el último año, como resultado de la pandemia de coronavirus y su agresión hacia países como India y Australia. La semana pasada, el grupo de defensa Human Rights Watch informó que el año pasado fue “el período más oscuro para los derechos humanos en China desde la masacre de 1989 que le puso fin al movimiento democrático de la Plaza de Tiananmén”. El informe destacó la represión en Hong Kong, los campos de internamiento en Sinkiang y el aumento de la represión de los disidentes, a raíz de la pandemia.

Pero, aunque es probable que China no sea muy querida en el extranjero, parece relativamente segura y estable en comparación con EEUU, una imagen que se pulirá cuidadosamente en las celebraciones de este año para conmemorar el centenario de la fundación del Partido Comunista Chino.

Muchos políticos liberales, horrorizados por el surgimiento de una superpotencia autoritaria, alegan que el caballo chino es en realidad mucho más débil de lo que parece. Eso podría ser cierto. Pero también hay un elemento ilusorio en ese punto de vista. Una evaluación desapasionada de los asuntos mundiales, tal como están, no puede evitar llegar a la conclusión de que EEUU se encuentra actualmente en serios problemas y China está en una buena posición para aprovechar la situación.

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