El camino hacia a la estabilización
LUIS FELIPE LAGOS Economista
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LUIS FELIPE LAGOS
El destacado economista Kenneth Rogoff ha señalado: “Admiro como Chile se las ha arreglado para no irse a un extremo”. Es cierto, evitamos el despeñadero, ¿pero estamos en camino hacia una verdadera estabilización?
El tercer trimestre de 2019, la economía crecía a un ritmo de 3%. Todo indicaba que era posible recuperar un crecimiento de tendencia de 4%, con reformas que apuntaran a fortalecer la acumulación de capital, productividad, participación laboral y calidad del trabajo. Pero llegó la violencia política y el país se descarriló.
“Mientras se aspire a reformas refundacionales, se agudice la rigidez en el mercado laboral, se insista con alzas de impuestos y no se acote la permisiología, las oportunidades de inversión seguirán esperando”.
Hoy se tiende a explicar lo ocurrido en octubre de 2019 como la manifestación de demandas insatisfechas, un malestar. De ahí el mal nombre de “estallido social”. Por cierto que hubo y hay malestar respecto a la baja calidad de la educación, la espera por atención en salud y bajas pensiones. Las democracias fuertes son capaces de lidiar con estos problemas en paz, sin violencia y con políticos responsables. Hay que distinguir entre el malestar y los episodios de violencia que fueron, ni más ni menos, que “una asonada golpista”. Recordemos que a días del 18-O se pedía la renuncia del Presidente, el cual fue después acusado constitucionalmente, acusación afortunadamente rechazada. Tampoco puede olvidarse que la oposición de la época validó activamente la violencia, rindiendo homenajes a los violentistas; o pasivamente, no condenando la violencia decididamente. ¿Qué puede ser más dañino para la estabilidad de un país que la violencia e intento de golpe de Estado?
Lamentablemente, los intentos de desestabilización continuaron, esta vez con un proyecto constitucional que no solo impedía el progreso y desarrollo del país, sino que amenazaba las libertades y debilitaba la democracia. El Gobierno contribuyó a este clima de incertidumbre al apoyar entusiastamente este proyecto, señalando incluso que era indispensable su aprobación para llevar a cabo su programa. Bueno..., esta fue la respuesta a la deplorable consigna: “Vamos a introducir inestabilidad en el país”. El contundente rechazo de la ciudadanía a ese proyecto señaló el camino de la estabilización.
El populismo parlamentario (retiros) y la expansión fiscal exagerada (IFE) como respuesta a la pandemia desestabilizaron la economía, generando un déficit insostenible en la cuenta corriente e inflación que se elevó hasta un 14%. El necesario proceso de ajuste ha impactado el consumo y en menor medida la inversión. En efecto, al igual que en 2014-2017, la caída en la inversión responde principalmente al clima de incertidumbre.
En la medida que se aspire a reformas refundacionales en pensiones; se agudice la rigidización del mercado laboral; se insista con alzas de impuestos, sin revisar la estructura tributaria, siendo que ocupamos los últimos lugares en los ranking de competitividad tributaria; no se avance acotando la absurda “permisiología” y siga “campeando” la inseguridad, no será posible aprovechar plenamente las ventajas comparativas que tiene el país en minería, energías renovables, agroindustria, turismo y otros servicios; las oportunidades de inversión seguirán esperando. Estabilidad, sin crecimiento, no es tal.
Mientras algunos parlamentarios sigan amenazando con retiros de ahorro previsional y el Gobierno con “estallidos”, si no se aprueban las reformas como ellos quieren, no se alcanzará una real estabilidad.