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Columnistas

Ejecutivos...ganando o perdiendo vidas

Muy pocos ejecutivos tienen conciencia de que al llegar a un nuevo trabajo, en sus actuales empresas o en una nueva compañía...

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 3 de julio de 2012 a las 05:00 hrs.

Muy pocos ejecutivos tienen conciencia de que al llegar a un nuevo trabajo, en sus actuales empresas o en una nueva compañía, junto con los desafíos del nuevo cargo y sus responsabilidades, también tácitamente reciben un “certificado de vidas”. Esto es similar al bonus track de los juegos de video, tan de moda en este tiempo. Durante su carrera en la organización, este ejecutivo, independientemente del nivel jerárquico en que se encuentre, irá ganando o perdiendo vidas. Cuando éstas se le acaben, el escenario más probable es que será despedido o desvinculado.

Esto significa que el ejecutivo, además de concentrarse en cumplir sus metas, objetivos, etc, deberá estar siempre muy consciente de que necesita acumular la mayor cantidad posible de “vidas”, las cuales le servirán para sobrevivir durante las malas épocas, cuando por diversas razones, irremediablemente perderá algunas.

¿Cuándo se acumulan o se pierden vidas en una organización? Los ejecutivos pierden vidas cuando no cumplen sus metas, no entregan los números y no tienen buenas razones para explicar la situación frente a sus jefes o al directorio; cuando no han logrado entender el mapa de poder e influencia dentro de la compañía, y no han sido capaces de construir vínculos productivos o relaciones de partnership con sus contrapartes claves dentro de la organización. También pierden vidas cuando no saben manejar adecuadamente las expectativas de sus jefes; cuando hacen alianzas con la gente equivocada; cuando son incapaces de tener verdaderamente el dedo en el pulso de la organización y/o cuando no logran entender la cultura de la organización, y torpemente transitan día tras día “a contramano”.

Por el contrario, un ejecutivo gana vidas cuando consistentemente excede las expectativas de sus jefes en el cumplimiento de sus metas; cuando ha sido capaz de construir un potente network de apoyo y colaboración dentro de la organización, el cual apalanca convenientemente; cuando tiene una “capacidad instalada” de delivery mucho mayor que la necesaria para lograr los desafíos de su cargo y, por lo tanto, traspasa parte de ese exceso a sus pares y también a sus jefes, convirtiéndose en un potente “corporate citizen”. También gana vidas cuando sabe manejar las expectativas de sus superiores, e incluso de sus pares, o cuando transpira fuertemente un claro sentido de profesionalismo, integridad y ética de trabajo.

Si un ejecutivo, al llegar a una nueva organización o al tomar nuevas responsabilidades en su misma empresa, tuviera conciencia de esta dimensión de “ganar o perder vidas”, estaría mucho más alerta y consciente de que, tanto por sobrevivencia básica, como también por razones absolutamente objetivas, debiera concentrarse en expandir tanto como sea posible el tamaño de su bonus track. De esta forma, se genera un círculo virtuoso, donde gana él y también gana la organización.

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