¿Dónde están los países hispanos en la nueva carrera espacial?
MARÍA PÍA AQUEVEQUE Directora de empresas, experta internacional en activos digitales
El espacio ya no es un sueño lejano de ciencia ficción: es el nuevo escenario donde se define el poder económico, tecnológico y geopolítico de nuestro tiempo. Para los 21 países hispanos, el siglo XXI representa una oportunidad histórica para construir una voz común, que no solo mire hacia el cielo, sino que actúe con visión y propósito.
La economía espacial está emergiendo como uno de los pilares estratégicos del futuro. Satélites, minería de asteroides, comunicaciones avanzadas, investigación científica y turismo orbital están revolucionando industrias enteras. Sin embargo, los países hispanohablantes aún participan de forma limitada y dispersa.
“Desarrollar capacidades espaciales es vital para la soberanía digital y la competitividad científica. Sin infraestructura propia en órbita, nuestra independencia tecnológica queda comprometida”.
Así como nuestros antepasados se atrevieron a cruzar océanos desconocidos, hoy nos toca ser protagonistas de una nueva exploración. No como observadores, sino como creadores de futuro. Una estrategia espacial hispana no es solo una aspiración, es una urgencia.
Desarrollar capacidades espaciales es vital para la soberanía digital, la conectividad y la competitividad científica. Sin infraestructura propia en órbita, nuestra independencia tecnológica queda comprometida. Con ella, podemos trazar nuestro propio camino, impulsar la innovación y proyectar una identidad global vibrante y moderna.
Formar ingenieros, programadores, juristas espaciales y científicos de datos es sembrar el talento que liderará las industrias del futuro. El espacio inspira, exige excelencia y ofrece una plataforma para que nuestras nuevas generaciones construyan y lideren.
La innovación financiera y el ecosistema fintech encuentran en el espacio un terreno fértil: financiación de infraestructuras orbitales, seguros satelitales, blockchain aplicado a gobernanza espacial.
Además, la protección de nuestros recursos naturales depende cada vez más de las tecnologías espaciales: monitoreo de la Tierra, optimización agrícola, gestión energética y respuesta a desastres naturales. Y más allá, la exploración ética y responsable de otros cuerpos celestes será un reto que debemos liderar.
Desde nuestra diversidad cultural, la comunidad hispana puede y debe impulsar un modelo de exploración ético y responsable que respete los ecosistemas cósmicos en el uso de órbitas, la minería de asteroides y la colonización de otros cuerpos celestes.
Unir nuestras voces no será sencillo, ni siquiera compartiendo idioma. Una voz hispana en el espacio afirmaría nuestra existencia, nuestra creatividad y nuestro compromiso global.
Como dijo John F. Kennedy: “Elegimos ir a la Luna no porque sea fácil, sino porque es difícil.” Hoy, nuestra generación tiene la oportunidad de levantar la mirada, unir las voces y construir, juntos, nuestro lugar entre las estrellas.