DF Conexión Asia | Impresionantes avances de China en tecnología verde
FT View© 2023 The Financial Times Ltd.
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El hecho de que la compañía china BYD haya superado a Tesla como la marca de vehículos eléctricos más vendida del mundo fue uno de los titulares más llamativos de la primera semana de 2024. Pero es sólo uno de los hitos ecológicos que China ha logrado recientemente.
Más importante para el medio ambiente mundial fue la noticia, a finales del mes pasado, de que la cuota de capacidad de energía renovable de China —sobre todo solar, eólica e hidráulica— alcanzó aproximadamente el 50% de su capacidad total de generación en 2023. La capacidad instalada de energías renovables superó por primera vez a la de carbón, según Xinhua, la agencia oficial de noticias china.
“El rápido despliegue es bueno para el clima del planeta, pero podría dejar a Occidente dependiente de un rival para algunas tecnologías renovables clave. En lugar de caer en un proteccionismo precipitado, esos países deben hacer más por fomentar sus propios sectores ecológicos”.
Hay que aplaudir los avances de China en el despliegue de tecnologías limpias, aunque siga ampliando el uso de combustibles fósiles como el carbón. El país sigue siendo el mayor emisor mundial de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero implicado en el calentamiento global, con un 31% de las emisiones mundiales en 2022, más del doble que el 13,6% de EEUU. Su avance hacia una transformación ecológica es, por lo tanto, de vital importancia.
Entre los detalles se esconden ideas clave. Una de ellas es que las nuevas energías renovables resultaron más rentables que depender del carbón y el gas para 14 generadores de electricidad chinos analizados por la consultora Rystad Energy. Mientras que en sus inicios la instalación de energías renovables en China estaba impulsada por políticas estatales, ahora parece estar impulsada cada vez más por el afán de lucro.
Otra revelación es que las empresas estatales chinas (SOE, por sus siglas en inglés), a menudo consideradas gigantes torpes, están ayudando a acelerar la adopción de tecnologías limpias. Estas SOE, que aportan la mayor parte del producto interno bruto chino, poseen los recursos y el apoyo necesarios para desarrollar a gran escala algunas de las mayores plantas solares y eólicas, incluso en zonas remotas.
Foto: Bloomberg
Estas dinámicas, unidas a un claro imperativo político, son motivo de cierto optimismo. China está en vías de batir su objetivo de instalar 1.200 GW de energía solar y eólica de aquí a 2030, cinco años antes de lo previsto, según Global Energy Monitor, una publicación del sector.
Varios expertos internacionales también prevén que el objetivo de Beijing de alcanzar el pico de emisiones de CO₂ en 2030 probablemente se logre antes de lo previsto. De ser así, China podría sentirse envalentonada en las negociaciones sobre el clima. La “responsabilidad medioambiental” ya forma parte de la Iniciativa de Civilización Global presentada el año pasado por Xi Jinping, el líder chino, como parte de la visión de Beijing de un orden mundial alternativo que desafíe al occidental encabezado por EEUU.
De hecho, como líderes en tecnologías solar, eólica y de vehículos eléctricos, las compañías chinas albergan considerables ambiciones de conquistar mercados en otros países en desarrollo, así como en Occidente. La Comisión Europea dijo el año pasado que la cuota china de vehículos eléctricos vendidos en Europa había aumentado hasta el 8% y podría alcanzar el 15% en 2025.
En parte como consecuencia, la resistencia occidental está aumentando. Bruselas inició el año pasado una investigación sobre la posibilidad de imponer aranceles punitivos a las importaciones chinas de vehículos eléctricos. Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, se quejó de que los precios “se mantienen artificialmente bajos gracias a enormes subvenciones estatales”. Preocupaciones similares rodean a las exportaciones chinas de tecnología solar y eólica.
Para Occidente, las crecientes proezas de China en el sector de la tecnología limpia representan un dilema. EEUU y los países europeos corren el riesgo de depender excesivamente de un rival estratégico para algunas tecnologías renovables clave. Para evitarlo, en lugar de caer en un proteccionismo precipitado, deben hacer más por fomentar sus propios sectores ecológicos mediante incentivos, procedimientos de planificación más rápidos e inversión en infraestructuras.
Pero en lo que respecta al cambio climático, los avances ecológicos de Beijing deben considerarse positivos para China y para el mundo.