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Columnistas

DF Conexión a China | Surge un nuevo pacto comercial para la ASEAN

Tom Mitchell © 2020 The Financial Times Ltd.

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 22 de diciembre de 2020 a las 04:00 hrs.

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a rivalidad entre EEUU y China pesa tanto sobre el este de Asia que es un marco de referencia demasiado fácil para cosas que son bastante más complicadas. La Asociación Económica Integral Regional (RCEP, por sus siglas en inglés), que se enfoca en los 10 Estados miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), es un ejemplo clásico.

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El mes pasado, 15 naciones de Asia-Pacífico —desde China, Corea del Sur y Japón en el norte hasta Australia y Nueva Zelanda en el sur— lanzaron la RCEP, un bloque comercial que abarca al 30% de la población mundial. La RCEP tiene el potencial para convertir el comercio de la ASEAN en algo parecido a la Unión Europea (UE).

El Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), el desafortunado proyecto de libre comercio de Barack Obama, excluyó deliberadamente a China. En la lógica de suma cero de la rivalidad entre EEUU y China, si hubiera avanzado el proyecto, habría sido una victoria para Washington y una derrota para Beijing.

La RCEP, por otro lado, incluye a China, pero no a EEUU, lo cual lleva a muchos a concluir que siempre fue una iniciativa "dirigida por Beijing". De hecho, fue una iniciativa liderada por la ASEAN. Las negociaciones en torno a la RCEP comenzaron en 2012 y el boleto de admisión era un acuerdo de libre comercio existente con la ASEAN. China, Corea del Sur, Japón, Australia, Nueva Zelanda e India (que decidieron abandonar las conversaciones el año pasado), tenían un acuerdo de libre comercio con la ASEAN. EEUU no.

Durante cuatro años, la RCEP fue esa "otra negociación" realizada a la sombra de las conversaciones del TPP. Para la mayoría, si no todos, de los siete posibles países miembros de la RCEP que se habrían unido al TPP — Japón, Australia, Nueva Zelanda, Vietnam, Malasia, Singapur y Brunéi — esta última era la prioridad.

Sólo después de la inesperada victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses de noviembre de 2016, quedó claro que, como dijo un analista en ese momento, la RCEP era "el único acuerdo comercial importante de Asia sobre la mesa". Tan pronto como se finalizó la alternativa del TPP sin EEUU, el Acuerdo Global y Progresivo para la Asociación Transpacífico (CPTPP, por sus siglas en inglés), el enfoque de la región cambió decisivamente a la RCEP.

No es de extrañar que tantos análisis relacionados con la RCEP se enfoquen en China, dado su peso económico, demográfico y geopolítico. En términos geopolíticos, la ASEAN es como un atleta olímpico sumamente talentoso que acaba de perder la medalla de bronce. La mayoría de la gente suele enfocarse en los ganadores del podio: EEUU, la UE y China.

Pero la ASEAN, con 650 millones de habitantes, eclipsa tanto a EEUU como a la UE en términos de población. Tomará un tiempo, pero su economía también se pondrá al día, eventualmente. En la actualidad, el 23% del comercio total de la ASEAN se produce entre miembros. China y EEUU representan, respectivamente, el 17% y el 9% de las exportaciones e importaciones totales de la ASEAN.

En términos generales, el comercio norte-sur entre China y la ASEAN consiste en recursos naturales que fluyen hacia el norte y productos manufacturados que fluyen hacia el sur.

Muchas de las exportaciones de la ASEAN a EEUU también suelen ser derivadas, en el sentido de que las realizan exportadores que buscan costos más bajos conforme se encarecen la tierra, la mano de obra y otros insumos chinos, o simplemente una forma de eludir los aranceles antidumping y otros aranceles punitivos que EEUU le impone habitualmente a los productos fabricados en China.

La RCEP allana el camino para sofisticadas cadenas de suministro dentro de la ASEAN más similares a las de la UE. Incluso, podría ayudar a los países miembros de la ASEAN a convertirse eventualmente en lo que China se convirtió para la industria estadounidense: un atractivo destino de externalización para los fabricantes que venden sus productos en China.

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