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DF Conexión a China | Consejo a un amigo constituyente desde Asia

ANDREAS PIEROTIC Ex Agregado Comercial de Chile en Beijing

Por: Andreas Pierotic | Publicado: Martes 15 de junio de 2021 a las 04:00 hrs.
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Andreas Pierotic

El “síndrome Arturo Merino Benítez”. Así llamaba un ex Embajador chileno en China el fenómeno por el cual decenas de políticos chilenos que viajan a Beijing luego de quedar maravillados con el desarrollo económico chino y el nivel de sus funcionarios, volvían luego a Chile, y poco hacían para mejorar la propia casa. Me explicaba “Andreas, al minuto que aterrizan en Santiago, prefieren olvidarse de todo.”

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¿Qué vieron en China que quieren olvidar? Posiblemente la confirmación de una intuición que inquieta: la contribución central que un estamento profesional de funcionarios de Estado (de calidad) puede hacer para sacar a un país del subdesarrollo.

Un apreciado compañero de la Escuela de Derecho, elegido constituyente, me dijo hace un par de semanas “estás soñando”, cuando le comenté que en Chile deberíamos hacer reformas dirigidas a que el Ejecutivo esté conformado por funcionarios legitimados en base al mérito. “Eres un constructivista social. Nuestra tradición no deja espacio para eso”. Me dejó pensando.

Estoy en desacuerdo. La propia experiencia en Chile nos muestra campos en el Estado chileno como el Banco Central, el Poder Judicial y otras agencias, que extraída su plana profesional del ciclo político, e inaccesibles al botín de campaña, logran aún atraer gran talento (de orígenes sociales diversos) que se sienten orgullos de estar ahí, valen y ascienden por su capacidad, y contribuyen a lo que Fukuyama ha llamado un gobierno receptivo (responsive government) que sostiene la confianza pública (en sentido amplio: de los stakeholders tanto nacionales como extranjeros), elemento básico del desarrollo.

Si mi amigo constituyente me permitiera, en base a mi experiencia en Asia, aportarle una sola idea para un futuro mejor de nuestros compatriotas, sería adelantarnos y estructurar por primera vez en Occidente un cuarto poder del Estado (“Organizacional” podría bautizarse) independiente, dedicado en todo el territorio nacional a reclutar, promover, remover y reglamentar a los profesionales que trabajan en el Ejecutivo y las empresas estatales (incluso municipalidades), dejando al Presidente y los partidos la designación sólo de ministros, subsecretarios y unas pocas decenas de altos funcionarios.

El mundo ha cambiado, con todo Asia saliendo de su medioevo. Chile tendrá que hacer frente a más competencia para salir del subdesarrollo. Es aquél un continente que comienza a arrasar, construyendo a ritmo acelerado un Estado de funcionarios muy preparados capaces de salvaguardar el bienestar de largo plazo de la ciudadanía, poniendo coto a políticos que guerrean al ritmo de las redes sociales y la próxima elección.

Lamentablemente, un sueño que sí podría reconocerle a mi amigo constituyente es el siguiente: nuestros políticos en el futuro, aterrizando en Pudahuel con el ceño fruncido, preocupándose de diseñar incentivos para que la economía genere empleos para sus 200.000 amigos en puestos públicos.

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