Prioridad a la mediación: un desafío país
Macarena Letelier Velasco Directora Ejecutiva CAM Santiago
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Cristián Saieh
Hace pocos días hemos elegido nuevo Presidente de la República. Entre las muchas urgencias que tiene el país para ser resueltas, hay una que no ha tenido la prensa y el debate que merece, y que ya es hora de abordar con eficacia y eficiencia. Nos referimos a la imperiosa necesidad de incorporar y/o perfeccionar mecanismos alternativos de solución de conflictos en diversos ámbitos de nuestra legislación, para hacer más fácil el acceso a la justicia y, a la vez, evitar la extrema judicialización que nos caracteriza, con los altísimos costos que trae aparejados, no solo económicos, sino los relacionados a la pérdida de confianza y de colaboración.
En efecto, sabemos que las sentencias siempre implican un resultado ganar-perder; que nos encontramos con nuestros tribunales saturados de causas sin relevancia jurídica -como las cobranzas-; que hay baja satisfacción en las personas con la calidad del acceso a la justicia que se les provee y que se produce un daño a veces irreparable a las relaciones entre las partes.
Si todos estos son efectos de un sistema de solución de conflictos judicial anacrónico que sí contribuye a la segregación entre personas que tienen más recursos para acceder a defensas legales competentes que los que no tienen; si se habla tanto de justicia social ¿por qué no nos hemos puesto como país la meta de emparejar la cancha en esta materia, clave en una sociedad moderna?
Chile requiere avanzar decididamente en la resolución alternativa de conflictos, con una perspectiva de largo plazo y con una visión de Estado. En efecto, la sociedad en su conjunto debe enfrentar desafíos como la reforma Procesal Civil, la creación de un sistema nacional de diálogo que sea eficiente y que entregue garantías a todos los actores para abordar conflictos multipares y, en general, el mejoramiento continuo de nuestros métodos de justicia, para avanzar hacia la construcción de un sistema de resolución de conflictos multipuertas, que fomente la aplicación del mecanismo más adecuado para cada caso y que tenga en su núcleo la dignidad de las personas y la resolución efectiva de sus conflictos.
Países como Italia, España, Portugal, Australia, Inglaterra, entre otros, han puesto en el centro de su legislación a la mediación como método preferente de resolución de controversias, con resultados auspiciosos. A modo ejemplar, en Australia un 85% de las controversias se resuelven mediante estos mecanismos alternativos.
Como profesionales y académicos que han experimentado de cerca los beneficios que traen estos mecanismos a las personas, estamos convencidos que nuestra sociedad requiere fomentar una cultura del diálogo y que la mediación tiene mucho que aportar en esta misión, cuando es adecuadamente implementada. Tal como se ha comprobado en otros Estados, la mediación y otros mecanismos alternativos contribuyen significativa y decididamente al desarrollo de una sociedad más justa, moderna y próspera.