Intensidad y violencia en un conflicto vital
Cristián Saieh Socio Puga Ortiz Abogados, Director Negociación UC
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Cristián Saieh
Para entender las causas del conflicto que hoy vive nuestro país, permítanme graficarlo con un ejemplo muy sencillo.
José Fernández puede tener muchas situaciones conflictivas en su vida que no le ocasionan mayores desvelos: uno de sus compañeros de oficina no le ha devuelto una suma de dinero menor que le adeuda hace ya bastante tiempo; el arquitecto que acaba de entregarle su casa no cumplió con el color acordado para la pieza matrimonial y no parece dispuesto a cambiarlo; uno de sus vecinos es amante de la ópera y acostumbra a despertarlo sábados y domingos temprano con la música puesta al máximo volumen.
Ninguno de estos conflictos, aunque su solución parezca lejana o inalcanzable, tiene una intensidad vital. Sin embargo, considere por un momento que el compañero de oficina de José, el arquitecto y el vecino fueran la misma persona; los pequeños conflictos se convertirían en uno mayor y las intensidades, más que sumarse, se multiplicarían de tal modo que nuestro José llegaría a pensar que uno de los dos está de más sobre la faz de la Tierra.
Puede que las causas del conflicto por el que atraviesa Chile hoy sean parecidas a las que afligen a José. Son “pequeños grandes” conflictos que, al sumarse, crecen en intensidad y violencia y así, llegan a ser vitales. Si el José de nuestro ejemplo gana $ 600.000; gasta cerca de un 10% de su presupuesto mensual en remedios; demora más de dos horas en llegar a su trabajo que se encuentra al otro lado de la ciudad y, tiene una gran incertidumbre sobre cómo será su vejez, con toda seguridad pensará que todos esos conflictos sumados le hacen imposible soportar a quien los ha causado. Porque, bajo su mirada del mundo, el culpable es el mercado, el Gobierno, los parlamentarios, en síntesis, los poderosos.
De esta manera, los conflictos que parecen menores se suman, creciendo en intensidad y violencia. La intensidad dice relación con la importancia que tiene el conflicto para los involucrados, en términos tales que los intereses y necesidades -unos sumadas a otras- son cruciales: vejez, calidad de vida, acceso a medicamentos, educación, son expresiones concretas de que todos estos conflictos, sumados, son vitales.
Y no obstante que ha habido avances en soluciones, los conflictos crecen en violencia porque los poderosos - a ojos de José- no logran dar respuesta íntegra a las demandas y temores de gran parte de la ciudadanía, que desconfía profundamente de sus representantes e instituciones.
A estas alturas está bastante claro que muchos de los que generan destrucción, incendios y saqueos son narcos, anarcos, delincuentes, lumpen, pero no olvidemos a muchos José que, expresa o tácitamente, miran con simpatía o al menos “entienden” que, bajo su perspectiva, los poderosos lo han pisoteado por décadas, porque han generado conflictos que, sumados, son vitales y hoy se “merecen” lo que ocurre.