Columnistas

Confianza y crecimiento

Luis Óscar Herrera

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Con todo lo que ha venido ocurriendo en la política, las noticias sobre la economía han pasado a un segundo plano en los últimos meses.


En la actualidad, los agentes probablemente están más interesados en descifrar los mensajes y guiños del nuevo ministro de Hacienda, que en las inflexiones de corto plazo del Imacec y la inflación.


Además, las novedades económicas han sido pocas, tal como lo reflejan los mensajes del IPoM que publicó ayer el Banco Central. Y ése es precisamente el problema, la economía chilena sigue más o menos donde mismo, a pesar de la acumulación de estímulos monetarios y fiscales, la caída en el precio del petróleo, las condiciones financieras externas favorables y una situación relativamente normal de crecimiento global.


Los "brotes verdes" que surgieron a fines de 2014, en lugar de consolidarse, se fueron poniendo amarillentos con el avance del verano. Tanto las cifras duras de actividad, ventas y empleo, como los indicadores de confianza, no han logrado afirmar su recuperación. Las proyecciones de inversión siguen mostrando recortes y, el empleo privado, excluyendo el agrícola, no comienza a repuntar.


Estos antecedentes llevaron al Central a ajustar levemente a la baja su proyección del PIB para 2015, en un cuarto de punto porcentual, a pesar de que el crecimiento del primer trimestre fue algo mejor de lo anticipado. El consuelo es que esta vez, a diferencia de los IPoM anteriores, la proyección de inflación también se ajustó levemente a la baja. Esto llevó al Consejo a postergar su indicación sobre el posible inicio de la normalización monetaria, desde fines de 2015, hasta la primera parte de 2016.


A la hora de las explicaciones, el principal factor para el mayor pesimismo sobre las perspectivas económicas es la ausencia de una recuperación en la confianza de consumidores y empresas.


En uno de los recuadros del IPoM, el Banco vuelve sobre las causas de la debilidad de la inversión en Chile. Este tema ya había sido abordado un año atrás con motivo de la fuerte caída de la inversión fija y su coincidencia con la discusión de la reforma tributaria. En aquella ocasión, el Central concluyó que la caída de la inversión había ido más allá del deterioro en sus fundamentos históricos, pero dejando abiertas las explicaciones.


Esta vez, el IPoM avanzó un paso más y puso el foco en la confianza empresarial. Sus conclusiones principales son dos: primero, el deterioro en el clima empresarial ha ido mucho más allá de la desaceleración económica o un empeoramiento del entorno externo; y segundo, la caída "autónoma" de la confianza es capaz de explicar entre 25% y 50% de la sorpresa negativa de la inversión fija en la segunda mitad de 2014. Aunque el IPoM no entra en las causas detrás de esta caída "autónoma" en la confianza empresarial, parece ser que los temas van más bien por el lado de la política que de la economía.

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