Innovar para alimentar al mundo
Camila Sánchez Directora de Emprendemos +
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Camila Sánchez
Para el año 2050 se estima que la población mundial llegue a 10 mil millones de personas. Un informe de la FAO indica que si no se aplican medidas adicionales, la meta de alcanzar la erradicación del hambre no se logrará siquiera en 2030.
Sabemos que este fenómeno tiene que ver, en gran parte, con la sobre explotación de los recursos naturales y el calentamiento global. En el documento se expresa que casi la mitad de los bosques, que en tiempos cubrieron la Tierra, han desaparecido. Que las fuentes de agua subterráneas se están agotando muy rápido y la biodiversidad se ha visto seriamente dañada. Esto significa que los límites del planeta se están viendo saturados.
Sin embargo se estima, desde la entidad, que los sistemas alimentarios son efectivamente capaces de producir alimentos para beneficiar al planeta completo sólo si se aplican transformaciones profundas. Estas transformaciones sin duda deben ir acompañadas de grandes innovaciones que, afortunadamente, se están dando y es muy importante que se les de cabida, porque si se continúa con los sistemas tradicionales, simplemente no tendremos cómo alimentar al planeta.
En Chile también se están creando y aplicando técnicas innovadoras que apoyan a la producción agrícola de manera eficiente y así optimizan los recursos. Por ejemplo, me tocó conocer una empresa de dos ingenieros que venían del mundo de las energías renovables y decidieron buscar una solución a la producción agrícola con gran sentido de responsabilidad ambiental.
AgroUrbana fue creada por Cristián Sjögren y Pablo Bunster y en ella se cultivan hortalizas en forma vertical, necesitando menos del 5% del agua que los requerimientos tradicionales y produciendo 100 veces más de lo que se produce en un metro cuadrado de campo. Al utilizar menos espacio y de manera vertical, se puede cultivar en la ciudad (su planta la tienen en Quilicura), lo que acorta el transporte de la cosecha y, por consiguiente, disminuye su huella de carbono.
Su forma resulta sorprendentemente práctica ya que utilizan luces LED, controlan la humedad, el balance de la cantidad de CO2 en el aire y aplican los principios de la hidroponía en forma vertical, esto significa colocar estantes de varios pisos en recintos cerrados con condiciones perfectas y además, no utilizan pesticidas. Con todas estas condiciones ideales, las hortalizas se demoran mucho menos en estar listas para la cosecha. Así, logran un control total de la producción al no depender de los cambios climáticos. Dado que el producto es el mismo en invierno o verano, resulta un ahorro en la volatilidad del precio; es más, el precio baja.
Países como Estados Unidos y Canadá ya aplican la agricultura vertical con grandes resultados, sin embargo, AgroUrbana es la primera empresa chilena en introducir al país el concepto que ahora lo apodan Hidroponía 3.0. Ojalá viéramos nacer más innovaciones como ésta, que trae consigo cambios estructurales y conceptuales a las tradicionales formas de aportar en la economía, y significan transformaciones realmente profundas.