40 horas: subsidio con dinero privado y menos libertad personal

Fernando Villalobos

Dos nuevas reglas del juego, sin fama hasta ahora, crea la reforma laboral conocida coloquialmente como “de las 40 horas”, en última fase de discusión legislativa.

La primera es la que exige un subsidio para remuneraciones variables costeado por cada compañía, ya que la baja de horas trabajadas “en ninguna circunstancia” podrá representar disminución de remuneraciones. Ello puede considerarse más menos sensato cuando se trata de remuneraciones causadas por cantidad de horas trabajadas, pero no para aquellas generadas por hitos variables contingentes, esto es, resultados o metas. En simple, si antes una jornada de 45 horas usualmente gatillaba un pago variable de 100, ¿“en ninguna circunstancia” esa remuneración variable podrá ser 95 con 40 horas? ¿Será ilegal realmente? Es contraintuitivo.

“La nueva regla que exigirá jornada de trabajo a quien trabaja remoto desde casa causará un escenario cotidiano personal más incómodo con qué lidiar. Intuyo falta de realismo”.

La reforma crea esta exigencia nueva para “remuneraciones”, pero este es un concepto genérico que incluye pagos de naturaleza variable -por ejemplo, comisiones, incentivos, bonos anuales- como pagos por cantidad de horas -sueldo, sobresueldo-. De acuerdo a esa distinción, este subsidio no regirá si la discusión legislativa pendiente acota esta regla para remuneraciones sólo por cantidad de horas de trabajo.

La segunda regla incomodará la facilidad del teletrabajo desde casa, porque obliga a cumplir jornada laboral al que trabaja remotamente y no cumple labores gerenciales o sin fiscalización superior inmediata. Con la ley vigente, el teletrabajo justificaba no estar sujeto a jornada de trabajo, salvo que se optara a estar sujeto a ella. La nueva propuesta elimina este escenario y no es deferente con el teletrabajo, porque exige cumplir jornada desde casa.

Sí, cumplir jornada de trabajo es una protección legal apropiada si se trabaja en un espacio ajeno, y crea una situación de blanco o negro a quienes están sujetos a ella, o se está trabajando en una hora definida o simplemente no.

No es ciencia ficción anticipar que la nueva regla que exigirá jornada de trabajo a quien trabaja remoto desde casa causará un escenario cotidiano personal más incómodo de blanco o negro con qué lidiar. Atender el timbre, asistir a hijos o situaciones hogareñas acotadas no estarán permitidos en el mismo tiempo en que se debe cumplir una jornada de trabajo si se trabaja desde casa, pero la reforma valida eso y traslada a la casa un control de blanco o negro exigido por ley sobre si se está o no trabajando en determinada hora del día.

La realidad local post pandemia demostró que una relación de confianza no causaba esas tensiones al teletrabajo, y que la comodidad personal de trabajar remoto es valorada. Intuyo falta de realismo en esta nueva regla. El realismo es un buen consejero, y debe ser atendido por los legisladores en la fase final de discusión pendiente.