Sobre la Ley Lafkenche: aclarando algunos puntos
Señor Director:
Más allá del resultado de la votación de la semana pasada sobre las solicitudes de ECMPO en Aysén, comparto un par de reflexiones en torno a este proceso.
Es impresionante la caja de resonancia que tiene la salmonicultura, que a través de declaraciones de sus portavoces y aliados ha logrado teñir de titulares falsos los medios de comunicación. Lo más preocupante es su capacidad de desinformar, asegurando, por ejemplo, que “el Estado entregará 600 mil hectáreas a 30 personas” y que una definición positiva a las comunidades provocaría “el cierre de sus centros de engorda”.
En primer lugar, quiero aclarar que, mediante la Ley Lafkenche, el Estado no entrega terrenos a personas, sino que reconoce la importancia de estos espacios para comunidades legalmente constituidas y les garantiza sus usos consuetudinarios a través de un convenio de uso. Sobre la segunda falacia, la ley resguarda en su art. 7 que los ECMPO no afecten a concesiones acuícolas y marítimas, por lo que la actividad de la industria nunca estuvo en riesgo.
Uno podría pensar que una industria con tan malas prácticas y que oculta sus “excesos” a las autoridades, no quiere tener vecinos que sean testigos y damnificados de su accionar, y porque es una estrategia eficiente, y todo este proceso dio cuenta de aquello.
Ahora que se discutirán modificaciones a la Ley Lafkenche en el Senado; espero que se tome en cuenta la falsedad del relato del sector ahora y cada vez que se discutan nuevas regulaciones que los afecten o beneficien directamente.
Estefanía González
Subdirectora de Campañas Greenpeace