La pobreza instrumentalizada de Oxfam
Fernanda García Subdirectora Ejecutiva Faro UDD
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Fernanda García
En la apertura del Foro Económico Mundial de Davos la semana pasada, Oxfam, la ONG internacional cuyo lema es “trabajar juntos para combatir la pobreza”, dio a conocer un informe donde señala que, desde el inicio de la pandemia, el 1% de la población mundial ha acaparado casi dos tercios de la nueva riqueza generada. En su reporte, la ONG no se limita a entregar datos, sino que aventura recomendaciones concretas. Afirma que combatir la pobreza demanda necesariamente aumentar al 75% los impuestos a las grandes fortunas, distribuyendo esta inmoral acumulación de riquezas a la gran masa desposeída.
Diversos medios de prensa en Chile y el extranjero divulgaron estos resultados, sin cuestionar la validez de su metodología, ni la racionalidad de las conclusiones que a par-tir de ellos se efectúa. Así, por ejemplo, no existen reparos respecto de la contradicción que supone, por una parte, identificar la inflación como una causa sustantiva de la ”poli-crisis” económica que se denuncia y, por otra, recomendar impuestos expropiatorios para distribuir recursos por medio del aumento del gasto público.
“Las iniciativas políticas disfrazadas como estudios técnicos han minado profundamente la percepción pública sobre la estatura ética del mercado en el combate de la pobreza, y es tiempo ya de denunciar esta instrumentalización”.
Al respecto, no deja de sorprender la impunidad comunicacional con la que Oxfam se permite publicitar un estudio que, tanto por sus debilidades como por el dudoso perfil de la ONG que lo emite, es una clara expresión de la instrumentalización ideológica de la pobreza y de la lucha por superarla.
Sobre este punto, valga hacer una aclaración. Adherir a una visión estatista o liberal de la sociedad y el mercado no es, en sí mismo, un acto de instrumentalización de la po-breza. En efecto, en una sociedad pluralista, es legítimo y aun deseable que existan distintas visiones sobre cuáles son las mejores y más idóneas formas para alcanzar los ideales sociales. Estas visiones son necesariamente tributarias de distintas corrientes de pensamiento político: cada una postulará, genuinamente, que el rol del Estado y la regu-lación, o bien la libertad y el emprendimiento, son respectivamente, las mejores opcio-nes disponibles para superar la pobreza.
La instrumentalización de una causa consiste, en realidad, en valerse de ella para el logro de una finalidad distinta de la que ésta naturalmente persigue. Se dice que tal o cual ONG no es política, sino que lucha por la protección del medio ambiente, la equidad de género, o como en este caso, por la superación de la pobreza. Pero la selección y exclusión de ciertas temáticas, el empleo de metodologías cuestionables, y la elabora-ción de reflexiones apresuradas, desprolijas y contradictorias, dan cuenta de descara-das prácticas de propaganda y de sesgos partisanos.
La instrumentalización, está incluso dispuesta a sacrificar la finalidad de la causa misma, con tal de lograr su verdadero objetivo ideológico. Prefiere que la inflación extreme la pobreza, aumentando de manera populista el gasto público, si ello es necesario para validar la expansión estatista.
Es entendible que una parte relevante de los medios de comunicación, quizás conscien-tes de la falibilidad del estudio, o no compartiendo el tenor de sus conclusiones, haya omitido referirse a él. Sin embargo, este silencio no parece sostenible en el tiempo. Las iniciativas políticas disfrazadas como estudios técnicos, de manera lenta y sostenida, han minado profundamente la percepción pública sobre la estatura ética del mercado en el combate de la pobreza, y es tiempo ya de denunciar esta instrumentalización.