Señora Directora:
El PIB tendencial refleja la senda que se espera tenga la economía en el mediano plazo, una vez que los shocks puntuales (positivos o negativos) se han disipado, y suponiendo que los factores productivos se utilizan de forma normal (2,6% para 2022; un 2,9% hacia el año 2026).
Ciertamente es una cifra que no está escrita en piedra, por lo que puede elevarse o caer. Así, medidas que mejoran los fundamentos de la economía tales como aumentos de productividad, mayor inversión o mayor participación laboral, llevarían a elevar el PIB tendencial, mientras que políticas contrarias lo harían disminuir.
Esto no es para nada irrelevante. Si bien nos hemos ido acostumbrando a pobres tasas de crecimiento –casi como si fuera algo que viene dado por la naturaleza–, lo cierto es que es muy beneficioso (¡y necesario!) tomar acciones concretas para acelerar el tranco.
Por ejemplo, no da lo mismo crecer 2% o crecer "un poco más", digamos al 5%. Esta "pequeña" diferencia de tres puntos porcentuales lleva a que en solo 10 años se genera una diferencia acumulada de 34%, lo que se amplía a casi 80% si consideramos un período de 20 años. Una enormidad en términos de bienestar para las personas, satisfacción de necesidades (salud, pensiones, educación, salarios), sostenibilidad fiscal, etc.
Lamentablemente las medidas que incentivan el crecimiento han estado prácticamente ausentes en los debates presidenciales. A cambio hemos visto muchas medidas que, sin decirlo abiertamente, seguirán dañando el crecimiento tendencial de la economía.
Félix Berríos Theoduloz
Economista