Cartas

Cartas al director

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Fascistas vs comunistas

Señor Director:

Lo que dejan claro los residuos del humor festivalero, es que a las izquierdas se les acabó la careta, y ahora abiertamente no buscan esconder el doble estándar que los caracteriza. La libertad de crítica, retórica y discurso, que han sido durante décadas herramientas fundamentales de sus ataques, a veces irrefrenables en contra de sus opositores políticos, ya no les satisface porque ahora son ellos las víctimas. No es lo mismo reírse de un UDI o un comunista.

Veamos también a Evo. Ahora resulta que las redes sociales, generalmente inmisericordes con todo lo neoliberal, engañan al pueblo y destruyen la democracia, porque expusieron la corrupción de su gobierno y le impidieron perpetuarse en el poder. Se miente tanto reclamó, pero solamente cuando fue él el perjudicado. El resto que se pudra. Materia en revisión según el Presidente.

En Barcelona la alcaldesa de izquierda, les respondió a los trabajadores en huelga del Metro haciendo públicos sus sueldos. Aquella política que se hizo famosa luchando en la calle e impidiendo desalojos, no acepta que sus empleados le hagan un paro. Otra cosa es con guitarra dirá usted. Entendamos bien cómo funciona la cosa. Usted se puede burlar de un fascista, puede usar las redes sociales para destruirlo, y todo queda dentro de la libertad de expresión. También puede hacerle una huelga a un gobierno fascista, ya que es su derecho. Pero si el destinatario de su accionar es de izquierda, su libertad ya no es la misma, y sería bueno que se diera por enterado.

PD: Fascista es todo aquello no de izquierda, según la izquierda.

Cristián Gabler

Abogado

Revisión del TPP

Señor Director:

Ad portas de debatirse en el Congreso la posible ratificación del TPP (Acuerdo Transpacífico de Asociación Económica), es importante que los parlamentarios, antes de tomar una decisión al respecto, verifiquen si el Gobierno optó por adherirse al Tratado de Singapur o al Protocolo de Madrid.

Ello, porque mientras el primero establece drásticas simplificaciones de procedimiento en materias marcarias, el segundo contempla la posibilidad de ser modificado después de su ratificación por mayoría de votos de la Asamblea que reúne a los países miembros en Ginebra, Suiza, sin necesidad de consultarle a los Poderes Legislativos de cada nación. En la práctica, se podría impedir que nuestro Congreso ejerza algunas de las funciones exclusivas que le reserva la Constitución Política de Chile, como son la de aprobar o desechar los tratados internacionales y ciertas modificaciones posteriores.

Además, el Protocolo de Madrid incluye la posibilidad de que los derechos marcarios de origen extranjero sean obtenidos en Chile por sus titulares, por intermedio de la acción de oficinas foráneas y la OMPI (Organización Mundial de la Propiedad Intelectual), minimizándose la acción de los órganos públicos nacionales y de los especialistas chilenos. Con ello, se tiende a “jibarizar” la cultura local de la Propiedad Intelectual y a disminuir su observancia.

Si el Congreso se inclinara por aprobar el TPP, debiera asegurarse que el Ejecutivo ha optado por el Tratado de Singapur. De lo contrario, permitirían que se afectara la soberanía del Estado de Chile, y pondrían también en peligro el desarrollo y subsistencia de nuestra cultura de Propiedad Intelectual.

El Congreso debiera revisar el TPP en detalle y asegurarse de no firmar acuerdos internacionales que podrían dar pie a incumplimientos y que nos pongan en la mira de otros países, como es el caso de Estados Unidos, que nos incluye año tras año en la lista roja de la propiedad intelectual.

Max Villaseca M.

Ex presidente Achipi

Humor en Viña

Señor Director:

Sobre el humor político en el festival de Viña, el cual no ha dejado títere con cabeza y con justa razón por lo demás, sólo recordar una insigne frase y que cobra vigencia en virtud de los hechos en un escenario ciudadano inmejorable para promover reales servidores públicos y no personeros que sólo busquen su beneficio personal: el humor, al igual que la política, es sin llorar.

Rodrigo Durán Guzmán

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