Cartas al Director

Libertad y Desarrollo

Señor Director:

No es fácil lograr un cuarto de siglo de trabajo arduo de difundir los principios de la libertad, para hacer de Chile un lugar más próspero y en paz. Es el tiempo durante el cual Libertad y Desarrollo entregó a nuestro país más que una visión objetiva de la realidad, por medio de estudios y análisis de políticas públicas en diversos ámbitos que envuelven nuestras vidas.

Su equipo, con formidable energía y pasión, ha brindado un sólido e incondicional apoyo a las nuevas generaciones que enfrentarán desafíos públicos y privados. Logros que incluso han atravesado nuestras fronteras, y cuyo aporte también está extendido en proponer soluciones para potenciar a las regiones, y así alcanzar con efectividad una verdadera descentralización.

Felicitamos a Libertad y Desarrollo tras cumplir 25 primaveras por una sociedad de personas libres, responsables e innovadoras y deseamos éxito en sus próximos proyectos.

Sebastián Espíndola Yáñez

Fundación Ciudadano Austral

Chicago Boys

Señor Director:

El fin de semana fui a ver la película Chicago Boys. Me interesaba saber que tan cerca o lejos de la realidad iba a ser desarrollada. En resumen, me pareció muy alejada de la verdad histórica, y además astutamente tendenciosa, contada hábilmente, y con “cuñas” para guiar al espectador hacia conclusiones totalmente equivocadas respecto a la forma en que realmente se desarrollaron las cosas. La película no recoge el desastre imperante previo al golpe, por lo que sin ese componente difícilmente se entiende lo que viene. Después se mezclan escenas de opiniones técnicas del grupo de economistas con policías y personas en manifestaciones, como si lo uno llevara a lo otro. Tampoco se muestra el tenor de las manifestaciones, ni sus antecedentes. Nada se dice de las enormes crisis económicas que afectaron a Chile, y que esos profesionales tuvieron que enfrentar. Hasta la música que subyace a la película va en línea con la distorsión de la realidad.

Respecto a las apariciones de las principales figuras, sus declaraciones pueden fácilmente malinterpretarse por la forma en que están puestas en escena, incluso hasta el punto de generar odio en el espectador. Hay tal nivel de distorsión que da pena. Algo infinitamente mejor habría salido si se hubiesen mostrado las declaraciones correctamente expuestas de los economistas detrás del título de la obra. Pero se prefirió la propaganda.

Al salir de la sala quedé con la sensación de que parte del golpe militar descansaba en esos profesionales y no en la condiciones del país de ese momento, que el gobierno de Allende no fue tan malo –casi ni se notó en la película–, que su pésima gestión se debió en buena parte a “otros”, y que la acción de los Chicago rozaba lo negativo.

Félix Berríos Theoduloz

Magíster Economía, PUC

Senador Quintana

Señor Director:

En una entrevista otorgada a un medio de prensa, el senador Jaime Quintana emitió declaraciones referidas al Tribunal Constitucional en un lenguaje que creíamos desterrado y que solo puede generar rechazo por lo impropio del mismo, tratándolo de miserable, de antidemocrático y de ser un resabio de la dictadura.

Se olvida el senador que cuando los fallos le fueron favorables a sus posturas aplaudió al mismo TC que hoy vilipendia. Pero aún más grave es que desconozca que este tribunal fue creado en 1970 por el Presidente Frei Montalva y su actual capítulo se acordó en la reforma Constitucional de 2005 durante el mandato del Presidente Lagos.

Adicionalmente, el TC es parte de la institucionalidad vigente del país, por lo que resulta incomprensible que un miembro del Senado de la República no la respete e intente deslegitimarla diciendo que su creación no fue democrática y a la vez pretenda su desaparición por el solo hecho que no le gustó el fallo emitido en esta ocasión.

La existencia de un Tribunal que vele por el cumplimiento de la Constitución es esencial para preservarnos de las dictaduras de las mayorías y de la existencia de cuerpos legales que no respeten la Carta fundamental.

Jaime Jankelevich W.