Señor Director:
La situación económica de Grecia es complicada y tiene en vilo a los mercados financieros del mundo. Atrapados por el euro, los griegos no pueden devaluar para subsanar su problema que sería la solución más recomendable, y eso me trae a la memoria las políticas deflacionistas aplicadas en el pasado por algunos gobiernos conservadores. ¿En qué consiste? Simplemente en restringir la demanda interna para que la producción sea desviada a los mercados externos, o sea, a exportaciones y así allegar recursos. ¿Cómo se logra? Reduciendo los gastos del estado al mínimo y los gastos privados alzando las tasas de interés, y esto puede servir además para atraer recursos al país que ingresan aprovechando el diferencial de tasas. La mayoría de los precios internos de la economía tienden a ser rígidos, no es lo mismo para la psiquis que una empresa baje los precios para competir y quitarle mercado a un competidor que bajarlos porque están estancadas las ventas, en el primer caso es deseable, en el segundo caso es considerado un fracaso, o para un trabador aceptar una bajada de sueldo para conservar de esa manera su empleo, pero la política deflacionista busca aquello, hacer caer los precios internos a largo plazo para hacer más completiva una economía. Esa es una alternativa a devaluar pero es un camino mucho más complicado, lento y sacrificado que aquel, y a veces una verdadera bomba para la estabilidad social, pero es una alternativa a considerar para salvar el euro. Lo vivido por los griegos es una valiosísima lección para otros estados: Grecia cumplió al pie de la letra con el refrán “pan para hoy y hambre para mañana”. Personalmente no me gustaría estar en los pantalones de lo políticos griegos. En economía las reglas son claras, pero es la política la que toma las decisiones.
Marcelo Manríquez Vega
Señor Director:
Lo más característico de los indignados es su cuidada selectividad. Atacan sólo los “crímenes” cometidos en lugares donde ellos no pudieron haber estado. Los ladrones sólo están en la Bolsa, en la Banca, etc..
Nada dicen de la ley del mínimo esfuerzo, que nos lleva a un pecado igualmente grave que la avaricia de los banqueros: la pereza, también conocida como flojera pura y simple. Tampoco se han percatado de cómo al Estado (qué lo pagamos todos) le roban y él se deja robar impunemente. En la marcha de los indignados, que parecen ser adictos a un Estado protagónico y supuestamente perfecto, no había carteles contra el saqueo al Estado, a pesar de los innumerables episodios que se conocen día a día. ¿O acaso no es indignante el robo descarado al Estado que significan los falsos exonerados políticos ?
José Luis Hernández Vidal
Señor Director:
El descubrimiento periodístico de falsos exonerados políticos ha sorprendido a la ciudadanía. Sin embargo, parece que no era difícil obtener fraudulentamente una pensión vitalicia con cargo a las platas de todos los chilenos. Bastaba con obtener el certificado de un despreocupado parlamentario y aprobar el examen del Comité Certificador de Exonerados, el que, según un informe de la Subsecretaría del Ministerio del Interior, el año 2009 promedió tan sólo ¡20 segundos! en analizar cada expediente con la solicitud de calificación de exonerado político.
Parece que en el sector público se quiso emular el antiguo estilo ejecutivo de una conocida empresa del retail, pues aquí era “llegar y certificar”.
Jacinto Gorosabel O.