Señor Director:
Hace poco sufrimos por el sensible fallecimiento de Steve Jobs, un brillante empresario y emprendedor norteamericano del sector informático. El domingo, en el programa Tolerancia Cero, se presentó otro destacado empresario y gran estudioso de todo lo relativo al emprendimiento pero esta vez chileno; Don Fernando Flores (que grato es escucharlo, un hombre lleno de anécdotas interesantísimas y muy didácticas) que dio en el clavo al señalar que para lograr un país exitoso e innovador no sólo era necesario que exista investigación científica, sino hombres como Steve Jobs. Aquel era el típico prototipo del vendedor exitoso que tanto ama, respeta e idolatra la sociedad estadounidense. Cuantos científicos tuvieron la ex-Unión Soviética y cuanto invirtió; en ciencia, en educación y a pesar de aquello su economía no pudo detener el estancamiento y finalmente el desmoronamiento que significó la caída del comunismo. Steve fue un hijo del vilipendiado capitalismo, de la libre empresa. Job no era inventor, sino un vendedor y precisamente la amalgama de estos dos tipos de personajes (el inventor y el vendedor) son la que provocan las sinergias necesarias para asegurar el éxito de un producto o de una empresa. En Chile podríamos aspirar a tener un millón de científicos doctorados en las mejores universidades del mundo, pero si no tenemos a hombres que sean la mitad de visionarios e iluminados como Steve jamás llegaremos al verdadero éxito.
Marcelo Manríquez Vega
Señor Director:
Muchos de los chilenos que alaban a Steve Jobs creen que sólo los títulos profesionales y los postgrados acreditan inteligencia y capacidad, por tanto, jamás lo habrían contratado.
Jacinto Gorosabel O.
Señor Director:
Esta semana el Registro Civil debería adjudicar la licitación para la fabricación de cédulas de identidad y pasaportes a una empresa francesa, hoy única oferente en un proceso donde comenzaron siete compañías. Más que cuestionar las capacidades técnicas de la empresa en carrera -que, me imagino, debería tenerlas-, me parece necesario resaltar las dudas que genera la capacidad de resolución y manejo que el Registro Civil tiene sobre estos asuntos. Ya lo vimos ayer con la licitación de la Plataforma Tecnológica y lo estamos viendo nuevamente hoy. Según he podido leer en su diario, la única oferta en carrera distaría de ser la mejor opción técnica y económicamente evaluada, pero se ajustaría en forma al mandato del Registro Civil. Me parece bien que se cuiden las formas y que existan reglas del juego por todos conocidas. Pero me parece infinitamente más importante que se busque el fondo del asunto: el bien país. Precisamente el objetivo de estas licitaciones reside en la competencia técnica y económica en beneficio de los ciudadanos, situación que no se estaría dando en este caso.
Espero que las autoridades recapaciten y reevalúen lo que es mejor para todos los chilenos y chilenas.
José Antonio Fernández
Señor Director:
Una pena, se acabó lo único que admiraba de la dictadura cubana: a nadie se le permitía comprar autos...
Gabriel Guiloff