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Cartas

Cartas al Director

Por: Equipo DF

Publicado: Martes 12 de enero de 2016 a las 04:00 hrs.

Colusión I

Señor Director:

Uno de los problemas que existen hoy en relación a los casos de colusión, es como determinar la compensación que deberían recibir quienes adquirieron los productos de aquellas empresas que se coludieron.

Dado que en los supermercados la mayoría de las personas que compramos damos el RUT al pagar, y dado que las boletas emitidas -y cuyas copias quedan en poder de los establecimientos comerciales- contienen información detallada de cada uno de los productos adquiridos y sus respectivos precios, me pregunto por qué no se hace un estudio computacional de las bases de datos que existen en el retail supermercadista y a través de filtros que busquen los productos que se han confirmado estaban sometidos a acuerdos de precio y quienes los adquirieron, se podría determinar para una gran mayoría de las personas que compraron, excepto quienes no dieron su RUT, las fechas en que lo hicieron y los montos cancelados por dichas compras.

Tal vez este sea el sistema más adecuado y más justo de aplicar para lograr compensar a quienes tuvieron que pagar demás por efectos de la colusión, en la cantidad justa y razonable que corresponda a cada uno, de acuerdo al sobreprecio que hayan tenido que incurrir por comprar dichos productos.

Jaime Jankelevich W.

Colusión II

Señor Director:

Nuevamente un caso de colusión se ha revelado a la opinión pública. Los consumidores reprochan este acto y se siente perjudicados, los empresarios ya no saben que decir y los políticos defienden sus medidas “a favor” de la competencia como encarcelar a quienes la obstruyan.

Pero antes de saltar rabiosos contra el “modelo” reflexionemos: ¿es la colusión intrínsecamente mala? Si la respuesta fuera sí, ¿cuál es la mejor medida para impedirla? ¿qué es lo mejor que se puede hacer para proteger la competencia?

Hay que dejar claro que estos casos no se dan el contexto de una economía libre, pues las obstrucciones a la competencia surgen en el contexto de las regulaciones estatales propias de economías intervenidas (unas más intervenidas que otras) por lo tanto, si se quieren eliminar o minimizar las posibilidades de que los empresarios cometan estas irregularidades se debe eliminar las barreras de entrada a los mercados, no hacer abuso del derecho penal o estorbar con la acción de la empresa privada.

Jaime Tagle Domínguez

Colusión III

Señor Director:

No perdamos de vista que todos los actos de colusión que hemos presenciado últimamente (más todos aquellos que no sabemos) son perpetrados por personas. Lo primero que uno tiende a hacer es comenzar a hablar en contra de las empresas y es natural. Coincido que las personas representan a esas compañías y por lo tanto tiene que ser así.

Lo preocupante de esto es entender por qué esas personas pierden la perspectiva de la ética en pos de un mejor resultado financiero siendo que ni siquiera tienen participación en la compañía (que tampoco sería una justificación).

La respuesta es clara: la excesiva orientación al resultado a veces puede cegar a las personas como también la excesiva competencia que existe en el mercado (tanto el que compite la empresa como el mercado laboral).

Lo más probable es que las personas de estas empresas (en particular los supermercados) ni siquiera se cuestionaban cuando mandaban esos correos referente a la manipulación de los precios ya que era parte de su “día a día”, cegados por conseguir un buen resultado o por obedecer los objetivos de su líder.

Lo que está haciendo la Fiscalía Nacional Económica permite que todos como sociedad, no solo repudiemos estos actos, sino que lo más importante nos hace “sacar la cabeza fuera del agua” y entender que todos los actos que realizamos en nuestras empresas diariamente deben ser siempre analizados desde el punto de vista ético para entender dónde tienen que estar los límites.

Felipe Salas Pinto

Ingeniero Civil Industrial

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