Un poco de memoria
Señor Director:
No es ninguna revelación que nuestro país entre el año 1992 y 2014 se pegó un gigantesco salto en bienestar. Según los datos del profesor Joseph Ramos, en 1992 el 52% de los hogares tenía refrigeradores, el 48% tenía lavadoras, el 20% tenía un auto y el 33% de los chilenos eran pobres, en cambio para el 2014 las cifras son totalmente distintas. En 12 años logramos que el 96% de los hogares tenga un refrigerador, el 97% tenga lavadora, el 48% tenga un auto y solo el 8% de los chilenos este bajo la línea de la pobreza. Esto implica un increíble salto en la calidad de vida de un gran número de personas en nuestro país, dado que muchos de los bienes que hace 20 años eran imposibles de acceder por una familia de estrato socioeconómico bajo, hoy son una realidad presente en todos los barrios de las ciudades y pueblos de Chile.
Este increíble salto no se logró solo, fue gracias a los motores del capital humano, la inversión y la productividad que fuimos capaces de crecer a más del 7% entre 1989 y 1998. Pero, lamentablemente llegó la década del 2000 y estos tres motores se empezaron a debilitar cada vez más hasta llegar a la situación actual, es decir, un bajísimo nivel de crecimiento que cada día sienten más todos los chilenos.
La pérdida más trágica de estos motores es la productividad. Chile cayó de una productividad de 2,3 (1987-1998) al 0,1 (1999–2012). Según Krugman: “La productividad no es todo, pero a largo plazo es casi todo. Que un país pueda mejorar su nivel de vida a lo largo del tiempo depende casi por completo de su capacidad de elevar el producto por trabajador”. Entonces, la respuesta es clara para levantarnos y alcanzar el desarrollo debemos volver a impulsar el motor de la productividad, pero subsiste un problema más grave, en Chile ninguno de los gobiernos desde Lagos en adelante ha mantenido una agenda de productividad de largo plazo. La politiquería de corto y las reformas ideológicas sin un estudio de cómo afectará productivamente a los distintos mercados ha generado que el problema se vaya profundizando cada vez más.
Según el último sondeo de la consultora británica Consensus Economics, nuestro país crecerá un 2,2%, lo cual está muy por debajo del promedio de los últimos 20 años, sumado a las proyecciones de inflación –que se sigue manteniendo fuera de la meta del Banco Central- y a la caída del precio cobre, implica que para las familias chilenas la apretada de cinturón será bastante fuerte, todo le será más caro y peor aún tiene grandes posibilidades de que algún miembro de su familia pierda su empleo, es decir, todo irá cuesta arriba.
Es por esto que es hora que el gobierno de Bachelet deje de hacer reformas contra viento y marea. Nuestro país ha avanzado de la mano de una sólida reputación institucional, la cual se está perdiendo; es hora de generar reformas que luchen contra la desigualdad con productividad, crecimiento y justicia.
Juan José Balsa F.
Investigador ONG Influyamos
Crecimiento en A. Latina
Señor Director:
Hay un tema que ha estado constantemente presente en los medios y se discute en distintos ámbitos: la desaceleración económica que, de manera heterogénea, golpea a América Latina. La nueva coyuntura sobre este tema es el reciente pronóstico que entregó el FMI donde augura un menor crecimiento para los países de la región durante el año 2016. Pero importante a considerar también es el modelo de crecimiento que, con distintas intensidades, han mantenido los países de la región: basado en la exportación de materias primas, con poca diversidad y pocos mercados. Una historia vieja, por cierto.
En este panorama desfavorable se está ante una oportunidad única para que los líderes políticos y empresariales de los países latinoamericanos generen dos tipos de cambios que en el largo plazo ayudarán a evitar estas coyunturas económicas que cada cierto tiempo experimentamos: se reformule el modelo de crecimiento basado en la exportación de uno o dos productos y, como lo han logrado los países europeos y del sudeste asiático, generar una mayor y real integración económica latinoamericana.
Yun-Tso Lee
Director del Centro de Estudios de Relaciones Internacionales (CERI) Facultad de Gobierno UDD