Dolorosa paradoja
Señor Director:
La semana pasada se desarrollaron en Valparaíso importantes actividades de divulgación científica: hubo encuentros del Congreso del Futuro y las primeras conferencias conjuntas entre la Iniciativa Científica Milenio y el Instituto Max Planck de Alemania. Estos eventos abiertos a la comunidad contaron con la presencia de destacados investigadores nacionales y extranjeros, abocados a la investigación de frontera y a la difusión del conocimiento.
Probablemente se eligió a Valparaíso como sede, además de su atractivo turístico, por ser cuna de importantes Universidades y centros de investigación. Como la finalidad de estas actividades era acercar el conocimiento a la gente, es que resulta doloroso y lamentable que al menos tres participantes de estas actividades hayan sido víctimas de robos.
Más allá de los detalles de estos hechos, lo que podría ser una crónica de algo a lo que ya estamos acostumbrados, es en realidad una oportunidad que invita a la reflexión.
Resulta paradójico, en un momento en el que se discute el rol de la ciencia en nuestro país, que se destinen recursos a impulsar el desarrollo económico y cultural, y por otro lado, algunos se empeñen en hacer que esto no ocurra. Por favor pido: no nos conformemos con esta realidad. Démonos cuenta que para poder crecer cultural y socialmente, este tipo de hechos simplemente no son aceptables. Valparaíso y Chile merecen más.
Pablo A. Fuentes V.
Cartel en Ruta 68
Señor Director:
Rumbo al Congreso en Valparaíso, un imponente cartel blanco acaparó mi atención. “¿Dónde estarán? Abortos y desaparecidos: el mismo duelo”, rezaba la gigantografía. Y me dejó pensando. No hace mucho tiempo atrás, de hecho, otro controvertido anuncio en la misma autopista indicaba que el aborto era “tortura, muerte y desaparición”
¡Cuánta razón tienen! Los detenidos desaparecidos enlutan la historia nacional con un silencio doloroso. Padres, hijos, hermanos y amigos fueron literalmente borrados de la faz de la tierra por pensar diferente. No sólo eso, los torturaron antes, despojándolos del último fragmento de dignidad; aquello que aún les recordaba que eran seres humanos.
Con el aborto sucede algo similar. El aborto es tortura, por que esas pinzas desgarran el cuerpo de la madre y el cuerpo del hijo en gestación. El aborto es muerte, en tanto asesina a un ser indefenso e inocente mientras mata el alma de la mujer, la que jamás se “des-embaraza”, sino que sólo se convierte en madre de un hijo muerto (y muerto por sus propias manos). El aborto también es desaparición: desaparece el padre de la criatura -a quién se le exime de toda responsabilidad-, desaparece el niño en gestación, desaparece el valor de la familia y, en últimas cuentas, desaparece cualquier rastro de esperanza en la humanidad. ¿Cómo llamar “humana” a una sociedad que legitima semejante barbarie?
Henry Boys Loeb
Presidente
Fundación Soñando Chile
Petróleo
Señor Director:
Se estima que el petróleo representa cerca de un 10% del PIB mundial y que gran parte de la producción a nivel global está diseñada para utilizar petróleo. En julio del 2008, cuando el petróleo llegó a sus niveles más altos (US$ 146), la mayor preocupación de Wall Street era que la productividad de las mayores economías del mundo serían negativamente afectadas por el alza en el precio del petróleo y el desplome de las acciones y por ende una recesión a nivel global era inminente. Considerando lo anterior, ¿por qué entonces un petróleo hoy, a un 80% menor de lo que era en julio del 2008, es motivo para que las economías del mundo, especialmente China, bajen tan significativamente su nivel de crecimiento?, ¿por qué un petróleo económicamente más asequible ocasiona la caída tan brusca de los índices de valores alrededor del mundo? Una encuesta a nuestros muchos economistas quizás nos dé una explicación lógica y desenrede la confusión sobre el tema.
Hugo Zamorano